
Una primavera personal para Sally Field
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES
Play all audios:

Facebook Twitter LinkedIn (Haz clic en el botón CC del video para seleccionar los subtítulos en español)
Durante años, Sally Field vivió en una casa de rancho, llena de rincones y recovecos, en la comunidad de Malibu Hills, con una piscina y espacio de sobra para sus tres hijos, su madre
enferma y un montón de cosas acumuladas a través de los años. Pero sus hijos se independizaron, y su mamá falleció. Así que hace cinco años, Field vendió esa casa y compró la que tiene
ahora. Es más pequeña, con solo dos dormitorios y una habitación para huéspedes, escondida en el enclave Pacific Palisades de Los Ángeles, con unos pocos muebles rústicos, jarrones llenos de
flores falsas realistas y un patio sin piscina; "No deseo tener que ocuparme de una piscina", dice ella.
Membresía de AARP: $15 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine. Únete a AARP
En estos días la vida de Field consiste de un pequeño espacio para sí misma, un horario que ella fija y trabajo que la emociona. Su nueva película —Hello, My Name Is Doris— trata de una
mujer que, casualmente, también está encontrando una nueva vida después de haber cuidado de su madre.
Cuando Field estaba cuidando a su madre, Margaret, y trabajando en Brothers and Sisters, el drama de ABC, la actriz y su amiga de hace muchos años, la directora de televisión Tricia Brock,
acordaron comprarse apartamentos en Nueva York e ir al teatro juntas. Brock se compró el de ella y, cuando Margaret falleció, Field se compró el suyo. "Vemos una obra aproximadamente una vez
por semana", dice Brock. "Ahora Sally utiliza ese tiempo en Nueva York para desarrollar proyectos que la apasionan y trabajar en las cosas que son importantes para ella".
Pero esto no significa que Field ha dejado de ser, en cierta medida, una cuidadora. A los 69 años vuela entre su hogar en Los Ángeles y su apartamento en West Village, pasando tiempo en
Nueva York y luego regresa de prisa para ver a uno de sus cinco nietos en un recital o simplemente para cuidarlos mientras sus hijos salen. Pero por primera vez en su vida adulta, es
estrictamente un trabajo a tiempo parcial.
Tomamos té mientras hablamos. Sobre su diminuto cuerpo, Field viste jeans y una blusa escocesa con cuello de botones —y un par de tenis, que pronto se quita para cruzar sus piernas sobre la
butaca—.
Su madre, a regañadientes, se mudó con ella cuando, después de volver a caer víctima de cáncer, era poco prudente que siguiera viviendo sola. Field hubiera deseado no tener que insistir en
que se mudara con ella, pero todavía no sabe cuál hubiera sido la mejor opción: "De veras tuve que luchar por resolver lo que era mi responsabilidad y lo que era, 'Es tu vida, y debo
respetarla'".