
La vacuna prevnar 13 no sería necesaria para adultos sanos
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Si bien la enfermedad neumocócica suele ser leve, algunas veces tiene repercusiones graves e incluso mortales para las personas mayores de 65 años, particularmente cuando la bacteria que la
causa invade los pulmones y produce neumonía. Para ponerlo en perspectiva: se reportaron casi 3,000 muertes a causa de enfermedad neumocócica invasiva (ENI) en el 2014, el año más reciente
del que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ofrece datos. Los CDC han recomendado desde hace tiempo que para recibir la mejor protección contra todas las cepas
de las bacterias que causan neumonía, todos los adultos mayores de 65 años deben recibir dos vacunas antineumocócicas: la vacuna antineumocócica conjugada (PCV13 o Prevnar 13), seguida de la
vacuna antineumocócica de polisacáridos (PPSV23 o Pneumovax) en una consulta posterior. Sin embargo, a partir de la semana pasada, el Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP)
(Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización) —un grupo conformado por especialistas médicos y de salud pública— recomienda que la PCV13 no sería necesaria para los adultos sanos mayores
de 65 años, lo que sugiere que la decisión se les deja a los pacientes y a sus médicos para que determinen si es adecuado recibir un pinchazo de más. (Los CDC suelen aceptar las pautas
sugeridas por el ACIP). ¿Cuál es uno de los motivos más grandes de este cambio? “Por medio de una campaña de vacunación infantil, se logró detener la diseminación de la bacteria al grupo de
mayor edad”, afirma el Dr. William Schaffner, director médico de la National Foundation for Infectious Diseases (Fundación Nacional para las Enfermedades Infecciosas), profesor de medicina
preventiva y enfermedades infecciosas del Centro Médico de Vanderbilt University en Nashville (Tennessee) y miembro del panel del ACIP. Según explica, desde que la PCV13 se añadió al
programa de vacunación y se administra habitualmente a los niños a partir del 2010, ha sido muy eficaz y ha hecho que la ENI en los niños de Estados Unidos disminuya drásticamente (casi un
80%). Pero no son solo los pequeños los que se han beneficiado. La vacuna protege indirectamente a los adultos al reducir su exposición a las bacterias neumocócicas.