
Entrevista al chef german gonzales
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Su pasión es recorrer el mundo inventando sabores y aromas. Su mejor aliado es el subconsciente cuando su mente diagrama platos que después recrea a la perfección en su restaurante. Definir
a German Gonzales es difícil; no es un chef común. En primer lugar, sueña sus recetas; la creatividad lo despierta y en medio de la madrugada es capaz de levantarse y escribir en un papel lo
que después se convertirá en un plato difícil de copiar. “Lo dejo todo anotado y trato de regresar a dormir, trato de volver a lo que estaba soñando. A veces lo logro, a veces no. Al otro
día, leo todo y hago conexión con el sueño y ahí aparecen los sabores y la forma de hacerlo [el platillo]”, cuenta German Gonzales desde su residencia en Miami. Este chef, nacido en Perú, es
el cerebro y corazón del popular restaurante O’Lima Signature Cuisine en la exclusiva zona de Bay Harbor en el sur de Florida. Gonzales es el creador de uno de los más famosos tiraditos
(_sashimi_) del mundo y de un lomo saltado, estilo francés. Ambos se han convertido en la insignia de su restaurante, identificado por una exquisita fusión de la cocina peruana y la
japonesa. Su amor por la cocina comenzó cuando tenía 11 años y desde entonces no ha dejado de recorrer el mundo gracias a su profesión. Ha trabajado en más de una veintena de países y sus 30
años de experiencia hacen de Gonzales un reconocido chef a nivel mundial. Hablamos con él en exclusiva. ¿POR QUÉ DECIDISTE VIVIR ENTRE SABORES, OLORES, OLLAS Y SARTENES? La verdad es que la
vida me guio por este camino. A mí me prepararon para ser administrador de hoteles, pero mi madre siempre me pedía que la acompañara a hacer las compras y desde los 6 o 7 años empecé a
diferenciar el olor de las cosas buenas, las frutas, las verduras. Eso [el amor por la cocina] se fue formando en mí, y llegó un momento en que fue más grande que mi profesión de hotelero y
me dediqué a estudiar cocina. ¿CÓMO APRENDISTE EL ARTE DE COCINAR Y QUIÉN FUE TU MENTOR? Mi mentor fue Karl Fritz, un chef suizo que tenía 70 años cuando yo recién empezaba en los hoteles.
Yo pasaba más tiempo en los restaurantes que en la administración. Él era el chef principal del Hotel Crillón en Lima, Perú, y fue quien me indujo a que me fuera a estudiar al extranjero.
HABLANDO DE TU PROFESIÓN, ¿CUÁL HA SIDO EL MAYOR LOGRO Y CUÁL HA SIDO EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL? El momento más alegre; he tenido muchos alegres en competencia. Hace cuatro años gané un torneo
con un producto con un tiradito de chicha morada. [El más difícil]…Estaba trabajando en una competencia en Costa Rica, y por un descuido me corté tres dedos con tendones y nervios. Recuerdo
que me apreté la mano y fui directo para el hospital. Estuve casi un mes en recuperación, me hicieron una operación de 14 horas y me pudieron reinsertar mis dedos. Pensé que se había acabado
parte de lo que yo hacía, pero he tenido muchos momentos alegres después de ese accidente. ¿EN QUÉ TE INSPIRAS PARA CREAR LOS PLATILLOS? La inspiración me viene en los sueños o cuando estoy
sentado, o haciendo algo muy tranquilo, meditando o escuchando música. Me llegan las ideas y en ese momento me vienen platos a la mente y empiezo a ver fusiones. ¿NOS PUEDES COMPARTIR UNO
DE TUS SECRETOS DE COCINA? No entres a una cocina si estás de mal humor, ese es uno de mis secretos. Tus energías sí se transmiten en la comida.