The giver, con jeff bridges y meryl streep - aarp

The giver, con jeff bridges y meryl streep - aarp


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CORTESÍA THE WEINSTEIN COMPANY Meryl Streep y Jeff Bridges en una escena de 'The Giver'. DIRECTOR: Phillip Noyce GUIÓN: Michael Mitnick y Robert B. Weide (basado en el libro de


Lois Lowry) ELENCO: Jeff Bridges (Giver), Meryl Streep (Chief Elder), Brenton Thwaites (Jonas), Alexander Skarsgård (papá), Katie Holmes (mamá) y Odeya Rush (Fiona) DURACIÓN: 94 minutos


Aunque se le podría calificar de simplista, la novela homónima en la que se basa la pelicula _The Giver_ de la autora estadounidense Lois Lowry por lo menos tiene el mérito de haberse


adelantado a su tiempo. Escrita en 1993, _The Giver_, se adelanta en casi dos decadas a la tendencia de la literatura distópica que prevalece en estos días, especialmente en el género


abocado a los jóvenes adultos. _The Hunger Games, The Host _y _Divergent_ son solo algunos de los títulos que se han llevado a la pantalla últimamente. Tal vez lo que haga diferente a _The


Giver_ sea la calidad de las obras clásicas en las que claramente se inspiró Lowry para crearla. Aunque muy lejanos, escuchamos ecos de grandes de la literatura distópica como _Un Mundo


Feliz_ de Aldous Huxley, _1984_ de George Orwell y _Farenheit 451_ de Ray Bradbury. El joven Jonas habita en un futuro no lejano, un mundo aparentemente perfecto. Los seres humanos han


eliminado el dolor, el hambre y la guerra. Todos los habitantes de esta nueva sociedad ideal que se denomina Comunidad reciben su dosis diaria del medicamento que los tiene apaciguados,


libres de grandes pasiones. Un comité de ancianos toma todas las decisiones importantes y asigna a cada miembro el rol que le toca cumplir en función de lo que sea necesario para el bien


común. Hay a quienes les toca ser administradores, constructores o simplemente padres de familia. A ciertas mujeres se les asigna el papel de madres y a otras deshacerse de los bebés que no


tengan las mismas probabilidades de tener un desarrollo normal. Ese mundo sin emoción se nos presenta atinadamente en blanco y negro. Por alguna extraña razón que nunca se nos explica, Jonas


es elegido para ser el que reciba los recuerdos de cómo era el mundo antes de que se eliminara tanto el dolor como el placer. El hombre que alberga la memoria histórica de la humanidad es


el Giver —el Dador— y su función es muy importante puesto que es la única referencia al pasado que queda. El Dador vive en un lugar apartado al que Jonas tiene que acudir todos los días para


que poco a poco vaya él cargándose de recuerdos. El Dador le advierte a Jonas que asimilar la memoria del pasado de la humanidad alberga mucho dolor. Lo primero que descubre Jonas es el


color y eso abre las compuertas de su curiosidad y entusiasmo. A pesar de que es también expuesto al dolor y el odio, Jonas se siente poderosamente atraído a la energía vital de un mundo sin


anestesia. Pronto el joven comienza a cuestionarse si ese paraíso de “igualdad” no esconde más bien un conformismo que deja a los seres humanos pasivos y susceptibles a la manipulación de


los líderes. Hasta aquí la película está bastante bien lograda. Meryl Streep interpreta el papel de la lideresa siniestra de la Comunidad. Bajo su manto aparentemente protector se esconde


una mujer tiránica que no permite la menor disensión. Jeff Bridges como el Dador, es por otra parte, el rebelde callado que sabe que ese perfecto orden en el que vive la Comunidad no es más


que un espejismo y secretamente desea que Jonas se rebele y les haga saber a los demás que con todo y sufrimiento la vida es mejor al natural, “a colores.” Desafortunadamente la resolución


de la historia no está a la par del planteamiento. Su desenlace es acelerado y deja muchos cabos sueltos. El resultado es un producto que se siente truncado y cuyo desenlace raya en lo


ridículo dando la impresión de que los productores no se quisieron arriesgar a llevar el argumento a sus últimas consecuencias. La posibilidad que mejor se hubiera podido explorar para hacer


el tema vigente en nuestros días es la de que el mundo artificial de las computadoras está reduciendo al real a un solo plano, y sin color. Nuestro mundo parece cada vez más gris comparado


con los paraísos artificiales de las computadoras. _The Giver_ es material obligado de lectura en muchas escuelas secundarias y en ese sentido, lo mejor que se puede decir de la película es


que su triunfo proviene de una derrota: si los jóvenes de ahora ya no leen a Huxley, Orwell o Bradbury, que por lo menos reciban su pálido reflejo. Mejor eso que la serie de _Transformers._


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