7 consejos para tomar una siesta refrescante

7 consejos para tomar una siesta refrescante


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Una siesta rápida, una siestecita, un sueñito. Como lo llames, el concepto de una siesta no es nada nuevo. Sin embargo, ¿un descanso rápido es bueno para ti? ¿Y cuándo —y con qué frecuencia—


debes tomar uno? Para el Día Nacional de la Siesta, que nos complace celebrar el 11 de marzo, hablamos con los expertos para averiguar cómo puedes prepararte para afrontar la hora de dormir


con éxito. ¿ES SALUDABLE TOMAR UNA SIESTA? La respuesta depende de la persona, según los expertos. Marjorie Ellen Soltis, neuróloga y especialista en Medicina del Sueño de Duke Health, no


considera que sea del todo normal dormir siestas todos los días. Dice que las personas que toman siestas regularmente durante el día deben pensar en a qué podría deberse, y agrega que tal


vez no estén durmiendo lo suficiente por la noche. Otra posible razón para tener que dormir de repente: problemas de salud subyacentes, dice Sara C. Mednick, profesora de Ciencias Cognitivas


en la Universidad de California, Irvine. Pero, dice Mednick, mientras no haya problemas de salud subyacentes, una siesta durante el día puede ser beneficiosa; una manera de contrarrestar el


debilitamiento de los ritmos circadianos que a menudo ocurre a medida que envejecemos. Mednick apoya una rutina de siestas al mediodía como una “excelente manera de consolidar la


somnolencia en un sueño bueno y concentrado, en lugar de acostarse durante todo el día”.  Si toda esta charla de siestas te hace querer acurrucarte en el sofá bajo una cálida manta, aquí hay


consejos de los expertos sobre cómo conseguir la mejor y más saludable siesta. 1. PERSONALIZA EL ESPACIO PARA LA SIESTA No todas las personas que toman siestas son iguales, dice Soltis, así


que en primer lugar y sobre todo, necesitas escuchar a tu cuerpo. “Creo que el sueño, en general, es la víctima más grande de todo el mundo que dice exactamente qué es lo que debes hacer y


cómo, cuando en realidad, todos son un poco diferentes”, dice Soltis. “Algunas personas, como Winston Churchill, necesitan quitarse toda su ropa y volver a la cama, mientras que otras están


felices con un sueño con la cabeza sobre el escritorio”, dice Mednick.