
Perros para detectar la covid-19 en hogares de ancianos
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Marshall, un golden retriever de dos años de edad, entra de vez en cuando a la habitación de Frances Skelton y se acuesta a sus pies. Su visita le levanta el ánimo a Skelton, quien tiene 85
años y es residente de Benton House of Sugar Hill, un centro residencial para personas mayores ubicado en Sugar Hill, Georgia. "Lo acaricio y pasamos unos minutos como mejores amigos, y
luego se va a visitar a alguien más", dice Skelton. Pero Marshall no es un perro común y corriente. Es parte de un número creciente de canes entrenados para detectar la COVID-19 por
medio del olfato. Frances Skelton saluda a Marshall, un golden retriever que recorre el centro residencial para adultos mayores en busca de casos de COVID-19. Cortesía Benton House of Sugar
Hill Estos perros detectan las infecciones de coronavirus con una precisión sorprendente: aciertan hasta en un 95% de los casos. Si bien hace falta realizar investigaciones a gran escala, se
están preparando programas de detección canina de COVID-19 en Rusia, Inglaterra, Francia, Alemania y otros países. Se plantea que los perros ofrecen una manera confiable y relativamente
económica de realizar pruebas a una gran cantidad de personas en muy poco tiempo, en lugares como aeropuertos, hospitales e instalaciones deportivas. Hacia fines de enero, el equipo de
baloncesto Miami Heat empleó perros para detectar posibles casos de COVID-19 entre el público que asistió a su partido contra los Clippers de Los Ángeles. Si el perro detectaba la presencia
del virus, se sentaba al lado de la persona y a esta se le prohibía entrar. Pero tal vez aún más importante para los hogares de ancianos y los centros residenciales para adultos mayores es
la posibilidad de que los perros puedan algún día detectar, mediante el olfato, otros problemas comunes de la salud, entre ellos el virus de la influenza y las infecciones de las vías
urinarias; males que afectan en gran medida a las personas mayores. MÁS PROTECCIÓN Marshall, al recorrer el centro Benton House of Sugar Hill, tiene otro método para señalar que ha
detectado el virus. Huele un hisopo estéril que se usa para tomar una muestra de sudor del residente. Cuando su guía le pregunta si ha detectado la COVID-19, Marshall le toca una de las dos
manos con la nariz o fija la mirada en una de ellas. La mano izquierda significa que sí y la derecha que no. Mike Allard es director ejecutivo del grupo de centros residenciales Benton House
para adultos mayores. Después de leer una noticia en Twitter sobre los perros que detectan la COVID-19 con el olfato, acudió a Canine Assistants, entidad sin fines de lucro en Georgia que
se dedica al entrenamiento de perros de servicio. Eso lo llevó a colaborar con la entidad, que ya entrenaba a perros para detectar las convulsiones y las alteraciones del nivel de azúcar en
la sangre. Allard, que en años anteriores había donado fondos a Canine Assistants, aportó el financiamiento inicial para entrenar, vacunar, alimentar y albergar a cinco perros que serían
adiestrados para detectar la COVID-19. Además de Marshall, el golden retriever, los otros cuatro perros serán asignados a otros centros de Benton House en el área de Atlanta. Los perros
detectarán el virus entre residentes y empleados, e incluso, algún día, entre los visitantes.