
Jubilarse en un pueblo universitario
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Mientras Kathleen Wright exploraba posibles ciudades para la jubilación, se alojó en un hotel frente al campus de University of Georgia, maravillada por la bucólica vista de enormes robles,
y notó la buena energía de los estudiantes. Es amor a primera vista, pensó. Es algo que puedo hacer. Athens, Georgia, una ciudad de 127,000 habitantes, cumplía con los criterios de Wright
para la jubilación: una comunidad progresista (como inmigrante nacida en Jamaica, se había enfrentado a situaciones poco acogedoras en otros lugares), buen transporte público y oportunidades
para "desarrollar más el cerebro, involucrarme en las artes, y no solo para entretenerme, sino también para participar", cuenta Wright. Lo más importante es que era económica para
una pensión de enfermera. Después de mudarse a Athens en el 2007, Wright, que en esa época tenía 62 años, descubrió el Osher Lifelong Learning Institute en la universidad, donde conoció a
otros jubilados curiosos. Desde entonces, ha llorado de emoción con las presentaciones de la Orquesta Sinfónica de Athens y se ha unido a la Sociedad Coral de Athens. También ha escrito su
autobiografía, viajado por el mundo y andado a caballo (ya tachó todo eso de su lista de cosas por hacer antes de morir). "La meta era no trabajar", dice Wright. "La meta, en
realidad, era intentar vivir". ‘TODO ES COMPACTO’ A primera vista, puede parecer extraño que las personas mayores se sientan atraídas por las ciudades universitarias, comunidades
centradas en las necesidades y deseos de los jóvenes de 18 a 22 años. Pero, si dejamos de lado la imagen de los barriles de cerveza en las fraternidades, resulta que muchos de los mismos
servicios culturales que atraen a los estudiantes universitarios —vecindarios donde se pueda caminar, repletos de restaurantes y tiendas, transporte público confiable, deportes y eventos
culturales— también tienen sentido para las personas jubiladas. En general, las ciudades universitarias tienden a "superar su peso cuando se trata de entretenimiento, restaurantes,
supermercados y cultura en general", explica David Gardner, un planificador financiero certificado con sede en Boulder, Colorado, que a menudo trabaja con jubilados. Es por eso que las
ciudades universitarias constantemente obtienen puntajes altos en el índice de habitabilidad de AARP, que clasifica las comunidades en siete categorías. "Uno de los motivos por los que
la gente viene a un pueblo universitario después de trabajar tanto tiempo en otro lugar es porque aquí, todo está compactado", explica John Matlock, de 71 años, vicerrector asociado
jubilado y director ejecutivo de la Oficina de Iniciativas Académicas Multiculturales de University of Michigan en Ann Arbor. Para David Bachrach, vivir en una comunidad juvenil resulta
estimulante. Parcialmente jubilado de una empresa que capacita médicos en liderazgo ejecutivo, tiene tiempo para asistir a la Conferencia anual sobre Asuntos Mundiales de Boulder, un evento
que reúne a oradores, escritores, científicos y artistas de todo el mundo en el campus de University of Colorado. “A mi esposa y a mí nos encanta estar rodeados de jóvenes”, dice.
"Cronológicamente, tenemos 70 años, pero somos jóvenes. Todavía estamos aprendiendo y lo podemos hacer aquí".