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En mayo celebramos el Mes de los adultos mayores, ocasión para recordar que envejecer hoy en día es muy diferente de lo que fue para nuestros padres y abuelos. La convergencia de una mayor

esperanza de vida con los avances tecnológicos está abriendo nuevas puertas a la exploración y al descubrimiento, así como a nuevas expectativas y posibilidades de cómo vivimos y

envejecemos. Hoy en día desafiamos los estereotipos y actitudes acerca del envejecimiento para crear una nueva realidad de cómo envejecer en el siglo XXI. ENVEJECER ES VIVIR. Por lo general

vivimos más y mejor que nunca. A medida que envejecemos, entendemos que nuestra experiencia tiene valor y buscamos los medios para sacar el máximo provecho de esos años adicionales. También

entendemos los rigores del cuidado familiar y reconocemos que podemos necesitar ayuda para cuidar de un ser querido. Y nos preguntamos quién nos cuidará cuando llegue el momento. Nos encanta

la idea de estar al día con el último teléfono inteligente o tableta, aunque necesitemos ayuda para hacerlo. Somos conscientes de que a medida que envejecemos nos volvemos, con mayor

frecuencia, blancos de estafas o del robo de identidad, y queremos saber cómo protegernos. Somos realistas. Sabemos que nuestras necesidades están cambiando, y aunque no nos guste, las

enfrentamos sin temor. No nos detenemos ni nos apartamos de la sociedad porque llegamos a una determinada edad. NO TODAS LAS PERSONAS VIVEN MÁS TIEMPO. Cómo envejecemos varía ampliamente

según nuestro sexo, raza y origen étnico. Por ejemplo, en el 2013 los varones (anglosajones o blancos) que llegaban a los 65 años podían esperar vivir hasta los 83 años. Esto es

aproximadamente 2 1/2 años menos, en promedio, que las mujeres (blancas), pero 1 1/2 años más que los varones (afroamericanos o negros). La afluencia y la educación también influyen en la

longevidad. Los hombres en la mitad superior de la distribución del ingreso ahora viven unos 6 años más que en la década de los 70, mientras que los hombres en la mitad inferior viven tan

solo 1.3 años más. Sorprendentemente, las mujeres blancas que no completaron la escuela secundaria en realidad perdieron cinco años de esperanza de vida entre 1990 y el 2008. El lugar de

residencia es también un factor para determinar cuánto tiempo vivirás. La esperanza de vida es de casi seis años más donde vivo, en el norte de Virginia, que donde trabajo, en Washington. En

el condado de Cook, Illinois (el área de Chicago), hay una diferencia de 33 años en la esperanza de vida según el lugar donde uno vive.