
Consejos si tienes reclamaciones con tu seguro médico
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Mientras subían a mi madre a una ambulancia para trasladarla de un hospital a otro para hacerle una operación cerebral de urgencia, me pidió que averiguara quién sería el neurocirujano y si
pertenecía a la red de su seguro. Llena de pánico ante la posibilidad de que tuviera cáncer cerebral, le dije: “¿Me hablas en serio? No creo que eso importe en este momento”. Ella
respondió: “Oh, sí, claro que importa”. Esto sucedió hace algunos años, antes de la nueva ley federal que protege a los pacientes en caso de que los médicos que no pertenecen a la red les
cobren de más en casos de emergencia (en inglés). Ahora los pacientes no tienen que preocuparse por elegir una intervención quirúrgica que les salve la vida o por tener que posponerla hasta
encontrar un médico que pertenezca a la red. Desde aquel día, siendo aún joven, me convertí en la cuidadora de mi madre soltera, y sentía que el corazón me daba un vuelco cada vez que
llegaban las facturas médicas. Su tratamiento era extenso y complejo. Sabíamos que, entre las dos, no podríamos afrontar un gasto de bolsillo elevado, pero el cáncer estaba tan avanzado que
no podía permitirse no recibir el mejor tratamiento que pudiéramos conseguir. En mi opinión, eso representaba la diferencia entre la vida y la muerte de mi madre, y entre la estabilidad
económica y la bancarrota para ambas en el futuro. En la época en que me ocupaba de cuidarla, yo era abogada defensora de seguros. Mi trabajo consistía en defender a las compañías de seguros
que habían negado la cobertura de sus clientes (negar significa rehusarse a pagar una reclamación). Con ese tipo de trabajo y mi nueva vida de cuidadora, aprendí mucho sobre el modo en que
las compañías de seguros analizan las reclamaciones que reciben y toman la decisión de negarse a pagarlas, y también aprendí lo que los clientes pueden hacer para aumentar al máximo sus
posibilidades de que se cubra una reclamación o se invalide una denegación. TEN LOS DOCUMENTOS EN REGLA Lo primero que debes hacer es asegurarte de que tu cuidador (la persona que te ayuda
actualmente o que te ayudará con los cuidados o tratamientos en el futuro) tenga todos los documentos jurídicos necesarios. Un poder notarial y un poder o designación de representante para
asuntos de salud les otorgarán a los cuidadores la autoridad legal para enfrentarse a una compañía de seguros si no puedes hacerlo tú mismo. Sin estos documentos, es poco probable que la
compañía de seguros proporcione mucha información a una persona que no sea su cliente, si es que lo hace.