
La enfermera que se niega a dejar el hogar de ancianos
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| Durante su niñez en la Ciudad de México, Rosa María González soñaba con ser enfermera. Pero después de tan solo tres años en la escuela primaria, la mayor de nueve hermanos tuvo que
abandonar sus estudios para trabajar. Ayudaba en el pequeño negocio de su padre haciendo tortillas, y aprendió a coser. Enfermera profesional en un hogar de ancianos ayuda a sanar a los
pacientes durante la pandemia Años después, luego de llegar a Estados Unidos para vivir con un hermano, la vida tomó un giro inesperado. González estaba casada y era una joven madre de
cuatro hijos que vivía en San Fernando Valley, California, cuando entró a un hogar de convalecencia que estaba por abrir con la esperanza de encontrar trabajo en la cocina o en la
lavandería. Había dos filas para los solicitantes: una para los puestos de tareas domésticas que ella buscaba y otra para enfermeros y asistentes de enfermería certificados (CNA). Resident’s
Thank-You Moves Nursing Home Employee Una administradora cometió un error y la dirigió a la fila equivocada. Cuando llegó al principio de la fila le preguntaron dónde había obtenido su
licencia para ser CNA, un término que ella nunca había escuchado antes. Mientras se alejaba avergonzada, la administradora la llevó aparte para pedirle disculpas y terminó viendo algo en
González que [Rosa] no veía en sí misma. La administradora la seleccionó para que tomara la capacitación y se convirtiera en CNA, y además le pagó los estudios. Casi 30 años después,
González, de 65 años, sigue dedicada a su carrera y a los residentes que atiende. Actualmente trabaja en el centro de enfermería especializada Friendship Village, una comunidad de jubilación
en Tempe, Arizona, donde ya lleva 14 años. “Me encanta lo que hago”, dice. “Creo que no podría hacer algo distinto”. Eso sigue siendo cierto incluso durante la pandemia de COVID-19, la peor
crisis que jamás hayan visto los hogares de ancianos en Estados Unidos. González trabaja en una unidad que ayuda a los pacientes —la mayoría de ellos mayores de 80 años— a rehabilitarse
después de dejar el hospital y que se están recuperando de lesiones, enfermedades u operaciones. Brittany Dudley, directora de enfermería para el centro de salud en Friendship Village, dice
que González “nació para cuidar a los demás”. Describe la forma en que González calma y reconforta a los residentes y familiares y se gana su confianza. "Nadie viene aquí y dice: ‘Oh,
bravo, finalmente llegué al hogar de ancianos’. Están aterrados, están enfermos, están cansados y están estresados”, dice Dudley. González “les dice que todo va a estar bien, que ella va a
estar ahí para ellos, que van a mejorar”.