Historias de familias que viven con sus padres

Historias de familias que viven con sus padres


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En retrospectiva, no hay mucho que Daley cambiaría. Una de sus sabias palabras cobró sentido cuando sentí culpa por sentirme coartada por las necesidades de mi madre. “Es un compromiso”,


advierte, “pero también es una fase de la vida que tendrá un final, como tener hijos pequeños”.  PON UN PLAN EN MARCHA Amy Goyer, quien tiene 60 años y vive en Alexandria, Virginia, es la


propia experta de AARP en asuntos de la familia y el cuidado familiar. Ha escrito y expuesto ampliamente sobre lo que significó para ella que sus padres Robert y Patricia se mudaran a su


casa en un momento en el que necesitaban atención durante las 24 horas. “Al principio me aterrorizaba la idea de perder mi libertad y la capacidad de hacer lo que quería, cuando quería”,


señala. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > “Lo primero que hice fue conseguir un especialista certificado en


envejecimiento en el hogar que me dijera qué modificaciones debía hacer en la casa”, explica. “Agregué más barras de apoyo y luego construí una ducha sin escalones, instalé bisagras acodadas


para que la silla de ruedas de mi madre pudiera pasar por las puertas, y también reorganicé los muebles para que no se cayeran en la sala de estar, que está en desnivel”.  Leigh Anne


Shephard y su madre, Betty Coe. Cortesía de Leigh Anne Shephard Dado que Goyer trabajaba fuera del hogar, encontró un cuidador a tiempo completo que viviera en la casa. Si bien era alguien


que conocía de la comunidad, ella igual investigó sus antecedentes y pidió referencias. “Al final, esta situación fue aún menos costosa que las opciones de vida asistida de mi zona”, señala


Goyer. “Arreglé mi horario para estar en casa mucho más tiempo y poder brindarles más atención mientras se adaptaban a vivir conmigo”, agrega. “En general, fue menos estresante de lo que


había imaginado y me di cuenta de que eso se debió a que tenía más control sobre la situación. Podía preparar lo que comían, capacitar al cuidador y también podía pasar momentos valiosos con


ellos por las noches mientras lavaba la ropa. No tener que subir al auto y trasladarme entre dos casas me dio mucha libertad”.  Cuando la salud de sus padres comenzó a decaer con el tiempo,


Goyer tuvo que hacer modificaciones, reclutar más apoyo, y también depender de la participación y ayuda de otros familiares. Estos cambios fueron graduales y gracias a que estuvo presente,


pudo verlos surgir poco a poco y adaptarse física y mentalmente. “Tengo la satisfacción de haber hecho lo mejor que pude, además del privilegio de haber podido darles un beso cada noche,


todas las noches”, recuerda. La madre de Goyer pudo pasar un año con ella antes de fallecer a causa de complicaciones de una infección de las vías urinarias. Goyer disfrutó de seis


maravillosos años con su padre, quien tenía la enfermedad de Alzheimer y falleció en casa en el 2018, como había deseado.