
Cuesta arriba para mujeres cuidadoras y profesionales
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| No es difícil creer que la mayoría de los cuidadores familiares en Estados Unidos también tienen empleos remunerados. En realidad, más de 29.2 millones —un enorme 61%— tienen un empleo (o
dos) y al mismo tiempo cuidan de un ser querido o de un amigo. Durante años, ha habido inquietudes crecientes de que esos cuidadores abandonarán su empleo o lo perderán debido a sus
responsabilidades de cuidador familiar. Además de eso, debemos tener en cuenta el llamado “barranco de la prestación de cuidados”, una época durante la década del 2020 en la que se espera
que la cantidad de personas que necesitan cuidados supere a la cantidad de individuos que puedan brindarlos. Luego, el año pasado, apareció el coronavirus y todo cambió. La pandemia destacó
enseguida la situación difícil de los cuidadores que trabajan y aceleró la necesidad de realizar grandes cambios en las maneras en las que nuestra sociedad los apoya. La doble crisis de
cuidar a seres queridos sin contar con sistemas de apoyo adecuados y sobrellevar los impactos de la pandemia ha afectado a todas las generaciones de mujeres que trabajan. Desde el principio
del brote epidémico, las mujeres han abandonado la fuerza laboral a un ritmo desproporcionado, cuatro veces mayor que el de los hombres. Cuando la economía estadounidense perdió 140,000
empleos netos en diciembre, quienes ocupaban todos los puestos perdidos eran mujeres (enlace en inglés). En comparación, hubo 16,000 nuevos puestos entre los hombres. Resulta claro que las
empresas, las mujeres y las familias experimentarán más problemas económicos. Entre lo que se dice sobre las “consecuencias de por vida” causadas por la pandemia a las carreras de las
mujeres y el barranco en los asuntos relacionados con el cuidado que se predijo hace tiempo y ahora es inminente, este es el momento de tomar medidas drásticas. Si bien los legisladores y
los empleadores necesitan liderar la iniciativa, hay pasos que puedes tomar individualmente, no solo para sobrevivir esta época, sino también para ayudar a las mujeres trabajadoras a
prosperar durante las próximas décadas. LA SEGURIDAD PRIMERO, A CORTO PLAZO Las mujeres están en apuros; es duro cuidar a un ser querido, trabajar y criar a los niños (o a los nietos)
durante una pandemia. El otoño pasado, cuando al mismo tiempo fui cuidadora, abogada y madre, fue un maratón para mí. Esos papeles son difíciles cuando se desempeñan al mismo tiempo, y la
vida de repente puede volverse cuesta arriba. Si bien por supuesto puedo identificarme con el sentimiento de que “algo debe ceder”, es decepcionante, aunque no sorprendente, saber que una de
cada cuatro mujeres (enlace en inglés) encuestadas en el ámbito empresarial de este país estaba pensando en renunciar o “reducir la marcha” de su carrera a medida que se desarrollaron los
eventos del 2020. El año pasado no fue mi primera experiencia como cuidadora. Cuando anteriormente me ocupé del cuidado de mi madre con cáncer, perdí el empleo porque al final de mi licencia
familiar no pude regresar a trabajar a tiempo completo. Mi madre estaba viviendo en un hogar para enfermos terminales y a punto de fallecer cuando se me acabaron las horas de licencia
médica. Aunque pedí adaptaciones, mi empleador dijo que no podía “dar cabida a un horario reducido debido a las necesidades de los clientes”. Fue una catástrofe financiera y un revés del que
mi familia luchó mucho para recuperarse. Durante los 10 años desde ese entonces, los lugares de trabajo se han vuelto más abiertos a la situación difícil de los cuidadores. Y en solo los
últimos cinco años, los beneficios laborales y la atención a las necesidades de los cuidadores que son empleados han aumentado significativamente a nivel nacional. Quizás no sientas que
tienes opciones; lo entiendo muy bien. Durante el año en el que cuidé de mi madre, pensé: “Si no soy yo, ¿entonces quién?” y “Nadie la cuidará como yo”. Pero les ruego a todas las cuidadoras
que trabajan que exploren todas las opciones disponibles ahora, antes de pensar en abandonar la fuerza laboral, que piensen de manera flexible lo que pueden lograr y lo que pueden
encargarle a otra persona. CONOCE LAS POLÍTICAS Y LOS BENEFICIOS LABORALES DE TU EMPLEADOR El primer paso es entender tus derechos y conocer las políticas y las adaptaciones que ofrece tu
lugar de trabajo. Si ofrece horas de relevo de descanso para el cuidador, úsalas. Si tu programa de asistencia para empleados ofrece un servicio de coordinación de cuidados, delégale esa
tarea. Si tienes la opción de un horario flexible, cambia tu horario. Y es muy importante que hables con tu supervisor sobre tu situación y documentes todas tus conversaciones sobre este
tema. Por lo menos uno de cada tres cuidadores con empleo dice que su supervisor no sabe que cuida de un ser querido. Los supervisores y los gerentes no pueden identificarse con los desafíos
que enfrentas y responder a ellos a menos que sepan por lo que estás pasando. Sé transparente y explica claramente lo que te ayudaría a desempeñarte mejor en el trabajo y el hogar.