Por qué deben los cuidadores afrontar un diagnóstico de demencia en lugar de evitarlo

Por qué deben los cuidadores afrontar un diagnóstico de demencia en lugar de evitarlo


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VIVE PLENAMENTE EN EL PRESENTE A pesar de que algunos familiares solo ven las desventajas de que se confirme un diagnóstico de demencia, también existen claras ventajas. Al saber que la


demencia causada por la enfermedad de Alzheimer y de otros tipos suele progresar poco a poco con el paso de los años, Sandra y otras personas pueden considerar los beneficios de los


medicamentos disponibles y tomar medidas preparatorias para lo que esté por venir. Tal vez Sandra se dé cuenta de que el diagnóstico no pone fin a la vida de Bob o a su vida como pareja,


sino que añade una urgencia de vivir tan plenamente como sea posible. ¿Ese viaje en automóvil por el país con el que han soñado durante la última década? Quizá ahora sea el momento de crear


esos recuerdos felices. ¿Asistir a los partidos de fútbol de los nietos y a los conciertos de la banda escolar? Estas actividades cobran nueva importancia. ¿Las directivas anticipadas y los


testamentos que los hijos adultos han pedido una y otra vez que preparen? Tal vez deberían dejar de postergarlos. OTRAS VENTAJAS Los pocos medicamentos disponibles para ayudar a controlar


algunos de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer —por ejemplo, Aricept y Namenda— funcionan mejor cuando se toman en las primeras etapas de la enfermedad. Retrasar el diagnóstico y


comenzar los tratamientos más tarde disminuye la probabilidad de que sean de algún beneficio. En general, se supone que los cuidadores que se enfrentan temprano al diagnóstico, se educan


sobre los síntomas y tratamientos de la demencia y revisan sus expectativas para que en el futuro estén mejor preparados psicológicamente para el deterioro de su familiar y lo sobrelleven


mejor. COMBATE EL ESTIGMA El temor de algunos familiares a una evaluación de demencia se ve agravado por sentimientos de vergüenza ante el diagnóstico, como si este revelara los fallos


morales de un ser querido en lugar de una enfermedad que se asocia más que nada con el envejecimiento. O si ellos no tienen esas opiniones con estigma, quizás les preocupe con razón que


otros sí las tengan y que el diagnóstico haga que los amigos y otros familiares eviten a la persona afectada como si fuera contagiosa o radiactiva. Nunca es fácil contrarrestar el estigma en


cualquiera de sus formas, pero los familiares pueden reflexionar sobre los efectos de sus propias actitudes, incluso las sutilmente negativas. Sandra tal vez deba preguntarse: "¿Me


debo interponer a la oportunidad de que Bob obtenga un diagnóstico y un posible tratamiento a causa de mis temores e incomodidad?" Con toda probabilidad, va a seguir adelante y, con


suerte, lo antes posible.