
Covid-19: la edad y el riesgo de contagio
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Butte sugiere que las personas entiendan mejor dónde está su salud en este momento. Por ejemplo, los que tienen asma deberían empezar a evaluar su flujo de aire máximo para saber cuál es su
función pulmonar normal. "Cuanto más podamos usar los dispositivos y herramientas digitales, más entenderemos", dice. "Si algo cambia, no solo vas al médico y dices,
'tengo problemas para respirar'. Puedes decir, 'mi flujo de aire ha bajado un 8%'". Mantenerse al tanto de cualquier condición crónica que tengas te permitirá
detectar los declives a tiempo, para que tu doctor y tú puedan decidir un mejor curso de terapia. NUTRICIÓN Comer bien debería ser de sentido común, pero las investigaciones revelan efectos
nutricionales específicos en la función inmunológica de los adultos mayores. Un estudio del 2018 reseñado en la revista _Nutrients_ mostró que los nutrientes básicos como las vitaminas A, C,
D, E y las vitaminas B, junto con el ácido fólico, el hierro, el selenio y el zinc, son esenciales para la "inmunocompetencia", con deficiencias que causan una menor producción de
células T y una incapacidad para eliminar la inflamación. Busca el equilibrio, Kang dice: "no comas solo vegetales, sino también buenas proteínas y fibra". Esto último es
importante porque alimenta a las bacterias buenas del intestino y puede ayudar a reducir la inflamación. "Tenemos muchas células inmunes en el intestino que ayudan a regular la salud.
La fibra dietética puede tener más que el simple efecto de hacer que el intestino se mueva". CALMA Las investigaciones han demostrado que el estrés descontrolado puede acelerar la
inmunosenescencia. Se reduce a una respuesta inmune crónica a lo que sea que te esté estresando, con el consiguiente aumento de la inflamación. El autocuidado en esta área se vuelve crítico,
desde actividades antiestrés (como la meditación, la concienciación y el ejercicio) hasta pedir ayuda en situaciones estresantes sin resolverse (como el trabajo, el dinero y los cuidados).
La gente no habla lo suficiente sobre el efecto del estrés en la inmunidad porque no es tan tangible como otros factores como las horas de ejercicio o cuántas cajetillas al día se fuman,
señala Leng. VACUNAS La edad cobra su precio en la efectividad de la vacuna así como en la inmunidad. Las vacunas están diseñadas para provocar la producción de antígenos —la vacuna contra
la gripe está hecha de células de la gripe— pero nuestra envejeciente reserva inmunológica no responde tan robustamente como lo hizo en nuestros primeros años. Nada de eso debería hacerte
descuidar las vacunas. "Es cierto que se vuelven menos efectivas a medida que la gente envejece. Pero incluso si te infectas, la enfermedad será menos severa. La gente debería recibir
las vacunas que sus médicos recomiendan en función de la edad y las condiciones médicas subyacentes", dice Kang. MEDICAMENTOS Ciertos medicamentos recetados pueden inhibir el sistema
inmunitario. Por ejemplo, los corticoesteroides orales e inhalados (comunes para la artritis, las alergias, el asma y la enfermedad inflamatoria intestinal) pueden aumentar el riesgo de
infecciones por hongos. Lo mismo ocurre con los inhibidores del FNT que tratan las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la psoriasis. "Incluso los antibióticos pueden
matar las bacterias intestinales y desencadenar algunos tipos de infección", dice Kang. Si estás tomando algún medicamento regularmente, habla con tu médico sobre los posibles efectos
secundarios en el sistema inmunitario y cómo abordarlos. LAS ENSEÑANZAS DE COVID-19 Aparte de un conocimiento profundamente arraigado sobre el lavado de manos y la distancia de 6 pies, la
pandemia de la COVID-19 nos enseñará, al final, más sobre nuestras vulnerabilidades en cuanto a la salud, tanto a nivel individual como de una población que envejece. Butte cree que marcará
el comienzo de una nueva era en la investigación de la inmunidad. "Vamos a aprender mucho y rápido. Tenemos la genómica de este virus y podemos conseguir la secuencia genómica en horas.
Podemos ver cómo está cambiando de este punto en Seattle a ese punto en San Francisco". Leng prevé un importante esfuerzo por aprender más sobre el envejecimiento y la inmunidad
estudiando la población de adultos mayores y descubriendo los mecanismos desconocidos de la respuesta inmunológica. Ya forma parte de una iniciativa masiva de los Institutos Nacionales de
Salud en la ciencia geriátrica que involucra a cientos de investigadores. "El modelo médico tradicional se centra en la enfermedad individual", dice. "Con algo como la
COVID-19, estás persiguiendo una cosa. Pero trataremos de ver si podemos encontrar un mecanismo subyacente en la inmunidad, algo que esté en el proceso. Entonces, podremos hacer una búsqueda
más amplia en lugar de perseguir enfermedades individuales. Si podemos hacer eso, la población de edad avanzada manejará mejor todos los desafíos inmunológicos". TU GUÍA DE LAS
ENFERMEDADES PREEXISTENTES Ciertas enfermedades pueden hacer que las personas estén inmunocomprometidas, lo que significa que sus sistemas inmunitarios son menos capaces de combatir una
infección viral. Gran parte de esto se puede atribuir a la inmunosenescencia y la inflamación relacionadas con la edad, pero algunas enfermedades traen sus propias complicaciones. Si te han
diagnosticado alguna de estos trastornos, toma todas las precauciones para protegerte y habla con tu médico para ajustar tus tratamientos, si es necesario. OBESIDAD Qué te hace vulnerable:
el tejido adiposo (grasa) ahora es reconocido como un órgano endocrino e inmune activo que puede inhibir directamente la función inmune metabólica, de acuerdo con las investigaciones
recientes. Un estudio realizado en el 2018 con pacientes de gripe durante tres temporadas de gripe encontró que los adultos obesos tardaban un 42% más de tiempo en combatir el virus que las
personas no obesas. DIABETES Qué te hace vulnerable: el alto nivel de azúcar en la sangre (hiperglucemia) es una condición inflamatoria que tiende a inhibir la respuesta inmunológica y a
aumentar el riesgo de infección. Las personas con un nivel alto de azúcar en la sangre no controlado son particularmente vulnerables. CÁNCER Qué te hace vulnerable: tanto el cáncer como sus
tratamientos pueden reducir el recuento de glóbulos blancos y hacer que los pacientes estén más propensos a las infecciones, al mismo tiempo que dificultan la lucha contra cualquier
infección que contraigan. Si eres paciente o sobreviviente de cáncer, la American Cancer Society recomienda que hables de tu situación con un médico que esté familiarizado con tu historial
de salud. ENFERMEDAD DEL CORAZÓN Qué te hace vulnerable: la edad, la hipertensión y los problemas cardíacos subyacentes aumentan el riesgo de infección, según la American Heart Association.
Según los primeros informes, hasta el 40% de los pacientes de COVID-19 que requirieron hospitalización tenían enfermedades cardiovasculares, según el American College of Cardiology. EL ASMA,
LA EPOC Y OTRAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS Qué te hace vulnerable: a los virus les encanta atacar los pulmones, así que las personas con problemas pulmonares existentes corren el riesgo de
tener síntomas más graves cuando se enferman. Los pacientes con EPOC son particularmente vulnerables a las infecciones pulmonares, que pueden dañar aún más los sacos aéreos ya comprometidos.
ENFERMEDADES AUTOINMUNES Que te hace vulnerable: una infección no solo puede desencadenar un brote de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple o la
psoriasis, sino que el tratamiento de esas condiciones suele incluir medicamentos inmunosupresores que pueden aumentar el riesgo de infección. Además, las enfermedades autoinmunes pueden
causar una enfermedad pulmonar intersticial, una condición peligrosa que puede causar cicatrices en los pulmones. _Mike Zimmerman es el autor de The 14-Day Anti-Inflammation Diet_