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Si bien los expertos pueden no coincidir en la cantidad exacta de agua que debemos beber para alcanzar la ingesta diaria recomendada (IDR), hay algo que es evidente: mantenerse hidratado es

fundamental. “Tal vez pienses que, dado que el organismo contiene tanta agua —más del 50%—, no debería tener importancia, aunque pierdas un poco”, dice Stavros Kavouras, profesor de

Nutrición y director del Laboratorio de Ciencias de la Hidratación de la Universidad Estatal de Arizona. “Sin embargo, los datos sugieren que una deficiencia de agua de entre el 1 y el 2% es

suficiente para disminuir el rendimiento al hacer ejercicio, entorpecer la función cognitiva y empeorar la actividad cardiovascular”. See more Salud y bienestar offers > Pero eso no es

todo. Un nuevo estudio (en inglés) de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) sugiere que los adultos que no están lo suficientemente hidratados pueden envejecer antes, correr un mayor

riesgo de padecer enfermedades crónicas —como trastornos pulmonares, diabetes, insuficiencia cardíaca y derrame cerebral— y tener más probabilidades de morir más jóvenes que los que se

mantienen bien hidratados. Los resultados se basan en datos que se recogieron durante 30 años, de más de 11,000 adultos del país que tenían entre 45 y 66 años cuando comenzó el estudio. Los

investigadores analizaron los niveles de sodio en sangre de los participantes para determinar el nivel de hidratación (una concentración más elevada indica que probablemente no ingerían

suficiente líquido) y constataron que los que tenían niveles de sodio en sangre en el extremo superior del intervalo normal habían envejecido antes que los que se encontraban en el extremo

inferior del intervalo. “Si bien es necesario continuar investigando, la teoría principal sobre el mecanismo mediante el cual el nivel de hidratación podría incidir en la salud y el

envejecimiento es que se produce como consecuencia de niveles elevados de la hormona antidiurética”, dice Jacques. Se trata de la hormona “que ayuda a regular el volumen corporal total de

agua [mediante el control de] la excreción de agua en los riñones y la estimulación de la sed”. Jacques dice que una hidratación insuficiente coincide con un nivel elevado de esta hormona.

Lo que agrava el problema es que tendemos a beber menos con el paso de los años, según demuestran las investigaciones. Un estudio (en inglés) que se publicó en el 2019 en la revista SAGE

Open Nursing sugiere que hasta el 40% de los adultos mayores pueden tener una deshidratación crónica. Entre las causas evidentes se incluyen ciertos medicamentos (como los diuréticos) que

pueden perjudicar el equilibrio hídrico; y además, algunos adultos mayores pueden reducir deliberadamente la cantidad de agua que ingieren debido a que tienen incontinencia u otros problemas

de control de la vejiga. Por otro lado, la sensación de sed tiende a disminuir con la edad. “Cuando uno es más joven, tiene sed y busca algo de beber, pero las personas mayores en la misma

situación no tienen sed”, dice la Dra. Rosanne Leipzig, profesora de Medicina en el Departamento de Geriatría y Medicina Paliativa de la Facultad de Medicina Icahn del Mount Sinai, en la

ciudad de Nueva York, y autora de _Honest Aging_. “No se sabe bien por qué, pero tiene consecuencias sorprendentes”.