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Fue el hombre de tu vida, tu compañero en la intimidad y hoy no está a tu lado. Ha pasado el tiempo y tu fortaleza emocional te permitió recuperarte de la pérdida, volutaria o involuntaria,

y estás lista para una nueva relación; sin embargo, estás llena de dudas, preocupaciones y hasta temores. Conozco a varias mujeres que después de la viudez o de un divorcio lograron

encontrar a un hombre que las quiere y respeta como ellas se merecen, pero debo reconocer que no todas corren con la misma suerte. Hay múltiples elementos que hacen a las mujeres vulnerables

al momento de iniciar una relación sentimental, sobre todo cuando tienen un fuerte bagaje emocional. Desafortunadamente, las redes sociales, si bien son una herramienta accesible para

conocer gente y distraerse, representan un severo riesgo de perder no solo la integridad emocional, sino también la física y la económica. Si logramos encontrar a un hombre que parece llenar

nuestras expectativas, tenemos todavía un largo camino por recorrer para proteger nuestro cuerpo y nuestra alma. Antes de ahondar en la parte emocional, que probablemente sea el aspecto que

a muchas más preocupa, quisera hacer énfasis en ciertos elementos que debemos tener en cuenta para preservar nuestra salud física. Cuando comento con mis amigas divorciadas sobre la

importancia de hacer uso del preservativo o de pedirle a la nueva pareja su certificado de salud, siempre me responden lo mismo: ¿cómo crees que le voy a decir que me traiga pruebas de que

está libre de enfermedades de transmisión sexual? o ¡qué poco romántica eres! Lo acepto. En un inicio puede parecer fuera de lugar, por tanto, mientras se cultiva la confianza necesaria para

abrirse a estos temas es indispensable recurrir al preservativo o condón. ENFERMEDADES COMUNES Y CÓMO EVITARLAS De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades

(CDC, por sus siglas en inglés), casi todos los hombres y mujeres sexualmente activas han tenido el virus del papiloma humano (VPH) en algún momento de su vida. Este microorganismo

representa un gran riesgo tanto durante el acto sexual como en el caso del sexo oral. El VPH es solo un ejemplo, pero hay múltiples padecimientos que se transmiten sexualmente: infecciones

por otros virus como el herpes, el virus de la hepatitis B o el de la inmunodeficiencia humana (VIH). Asimismo, trastornos bacterianos como gonorrea, sífilis o  infecciones por clamidia y

micoplasma; o enfermedades parasitarias como la tricomoniasis.