Perros del fbi brindan consuelo en medio de la tragedia

Perros del fbi brindan consuelo en medio de la tragedia


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“No se inmutó ni le importó si estábamos en un avión, un taxi o un tren, o caminando”, cuenta Felice, quien reporta un aumento en la demanda de perros de respuesta ante crisis y para los


tribunales. Incluso el FBI está considerando incluir más de estos perros, dice Tiddle. VENTAJAS DEL TRABAJO La vida cotidiana de los perros tiene sus ventajas. Y reglas. Y una edad


previsible de jubilación. Cuando están en una misión, los labradores viajan en vuelos comerciales o a bordo de aviones del FBI. Reciben una variedad de premios, pero nunca comida de


extraños, ya que los adiestradores tienen como objetivo mantener el peso de los perros en 75 libras. Sus dietas incluyen croquetas de pavo y batatas, manzanas, judías verdes y espinacas.


Según Felice, los perros de respuesta ante crisis generalmente trabajan hasta los 8 años; algunos trabajan a tiempo parcial después de eso. Beers y Tiddle dicen que adoptarán a los perros


una vez que hayan colgado sus chalecos del FBI. Hasta ahora, Wally y Gio han acompañado al personal del FBI cuando visitan a pacientes en las unidades de cuidados intensivos, hacen


notificaciones de muerte y devuelven los efectos personales de las víctimas fallecidas a sus familias. Nunca se fuerza a las personas a convivir con los perros, ya que algunas les tienen


miedo o sufren de alergias; los adiestradores dejan que los interesados se involucren con los animales. CORTESÍA DEL FBI EL VÍNCULO ENTRE LOS ADIESTRADORES Y LOS PERROS Dice Beers:


“Realmente trabajamos en conjunto. No se trata solo de Gio. No se trata solo de Melody. Son Melody y Gio. Somos Wally y yo”. Beers, una trabajadora social con licencia que ha ayudado a


víctimas durante 28 años, dice que tener a Wally y Gio ha sido una gran ayuda. “El amor que dan a las víctimas es impactante”, dice. “No me alcanzan las palabras para hablar del impacto que


estos dos perritos han tenido en las vidas de las personas que experimentan traumas y tragedias”. Tiddle recuerda un tiroteo en una escuela en el que una joven que presenció la matanza quedó


tan traumatizada que no quería salir de su dormitorio. Pero cuando la joven llegó a un Centro de Asistencia Familiar creado para las víctimas, “se acercó a Gio”, se tiró al suelo y, sentada


con el perro, se abrió a un consejero. Día tras día regresaba para la terapia, con Gio a su lado. “Cuando interactúas con un perro, realmente te lleva al aquí y ahora”, observa Tiddle. “Te


saca de tu propia cabeza. Es mágico”.