
Por qué tener amigos es bueno para la salud y el bienestar
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UN HOMBRO DONDE APOYARSE La teoría de Goldman es que los motivos son similares a los que menciona James. “También podría ser que los adultos mayores —y esto es especulación, ya que no
tenemos datos sobre los temas de conversación—, si están estresados por un problema y hablan con un amigo, es posible que escuchen una nueva perspectiva en comparación con lo que podrían oír
de un familiar”. Otros estudios prolongados y a gran escala hallaron que la actividad social frecuente reduce el deterioro cognitivo (en inglés), en promedio, un 70%, y también reduce la
discapacidad física. Por el contrario, la soledad se ha asociado con la reducción de la función cognitiva, mayor riesgo de demencia y un deterioro más acelerado de las habilidades motoras. Y
las interacciones sociales negativas, como el rechazo o el comportamiento indiferente, empeoran el deterioro cognitivo. Tener amigos es una intervención tan simple como eficaz, dice James.
La mayoría de las otras cosas necesarias para preservar la salud a edad avanzada “son cosas que casi tienes que forzar a las personas para que las hagan”, dice. “Todos sabemos que es mejor
comer alimentos saludables, pero no queremos hacerlo. Es mucho más fácil sentarse en el sofá que salir a hacer ejercicio”. See more Seguro offers > INTROVERTIDOS VS. EXTROVERTIDOS Pero
socializar, al menos para las personas extrovertidas, “es algo hacia lo que hay una inclinación natural. Algo que disfrutamos hacer y que es bueno para nosotros”. En cuanto a los
introvertidos, “si eres una persona introvertida y te gusta estar alejada de otras personas, es posible que estés bien así”, dice James. Su propia madre, por ejemplo, es muy sociable, pero a
su padre le gusta quedarse en casa y escuchar audiolibros. “Creo que él no necesita interactuar con tantas personas como mi madre y yo. Hay una interacción entre la medida en que te gusta
ser sociable y cuánto obtienes de ello, de modo que las personas introvertidas tal vez no se beneficien tanto” de la interacción social. Dyane Protzmann Rogelstad, quien vive en el norte de
Colorado, se considera una persona introvertida. Sin embargo, como músico profesional y profesora de música, ha establecido vínculos con amigos que comparten su interés por la música. Uno de
ellos se ha convertido en acompañante regular de los desayunos del fin de semana, y se reúne con otro para cenar y ver fútbol americano. “Eso es un estímulo intelectual para mí, porque
siempre hablamos de cosas interesantes”, dice Rogelstad, de 58 años. “Sin lugar a duda, es un salvavidas”. Kim Arasato, de 60 y tantos años, se mudó a California, donde no conocía a nadie.
Puso fin a una relación de mucho tiempo y sus compañeros de trabajo en el puesto de consejera escolar que desempeña son, en su mayoría, más jóvenes que ella. Sin embargo, se las ingenió para
hacer amigos, entre ellos Avendano, con quien se reúne ocasionalmente para dar caminatas y conversar.