Pequeños negocios que se reinventaron en la pandemia

Pequeños negocios que se reinventaron en la pandemia


Play all audios:


Para sobrellevar la incertidumbre de la pandemia, Gotthelf solicitó y recibió un préstamo de $460,500 del Programa de Protección de Pago. Usará la mayoría del dinero para los salarios; hasta


ahora, ha podido mantener en la nómina a todos los empleados del hotel. Dice que utilizará el dinero adicional del préstamo PPP para beneficios de seguro de salud, servicios públicos y


otros gastos que reúnen los requisitos. Su comunidad también la ha apoyado. Algunas empresas y organizaciones locales formaron un grupo de compradores para adquirir en grandes cantidades


artículos tales como desinfectante de manos y mascarillas desechables. Se apoyan mutuamente e intentan lo más que pueden cuidar de los negocios de los demás, afirma Gotthelf. Ella también


saca fuerza de su trayectoria profesional. Gotthelf fue una de 10 mujeres en su promoción de graduandos en Williams College y trabajó en Chase Manhattan Bank. “Me encanta desarrollar


estrategias y resolver problemas”, señala. Sus años de experiencia y su educación en administración de empresas y manejo de crisis han sido muy útiles durante estos tiempos difíciles. Ahora


solo le queda esperar y ver si los huéspedes aparecen. Tiene esperanzas de que quienes no desean viajar muy lejos, pero quieren darse una escapada, escojan su hotel. Cuando lo hagan,


Gotthelf y su equipo estarán listos para acogerlos. “La llegada de la COVID-19 fue como un tornado para nuestra empresa. Nos obligó a buscar nuevas maneras de trabajar”. — Derrick Wilson


DERRICK WILSON: DEBIDO A LA COVID-19, TIENE UNA FUERZA LABORAL A DISTANCIA Y PIENSA CONTINUAR ASÍ Las agencias gubernamentales y los negocios del sector privado que desean manejar de manera


más eficiente su almacén o su sala de correo, o mejorar la gestión de funciones como imprimir o usar electricidad, a menudo llaman a Derrick A. Wilson. Su empresa, Wilson Technologies (en


inglés), con sede en College Park, Maryland, brinda soluciones de tercerización para todo, desde las instalaciones hasta la administración y la iluminación. Los clientes recurren a él para


manejar sus operaciones, con lo que ahorran tiempo, dinero y recursos que pueden dedicar a otras cosas. Desde que se lanzó en 1997, la empresa ha aumentado sus ingresos anuales a $5 millones


y atraído una lista envidiable de clientes, que incluye nombres conocidos, tales como la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor, la Administración del Seguro Social, la


National Science Foundation, Six Flags America y Harley-Davidson. Luego, casi de la noche a la mañana, todo cambió a medida que la pandemia de COVID-19 impactó fuertemente al país. Más o


menos una docena de los 15 empleados de Wilson trabajan desde las instalaciones de sus clientes. Para la última semana de marzo, a muchos los habían enviado a su hogar para que trabajaran a


distancia. El 10 de abril, Wilson Technologies cerró su sede corporativa, porque la mayoría de los miembros del personal estaban trabajando a distancia o en las oficinas de los clientes.


Durante esas semanas, Wilson, de 47 años, perdió casi la quinta parte de su negocio —un trastorno que no había visto desde la Gran Recesión—.   “LA LLEGADA DE LA COVID-19 FUE COMO UN TORNADO


PARA NUESTRA EMPRESA. NOS OBLIGÓ A BUSCAR NUEVAS MANERAS DE TRABAJAR”. — Derrick Wilson Parte de la cultura de Wilson Technologies desde su inicio ha sido un fuerte compromiso con los


empleados. Los trabajadores tienen un paquete sólido de beneficios, que incluye lo típico (como un plan de jubilación, y cobertura de seguro médico, dental y de la vista), además de


prestaciones menos comunes, como programas educativos y de ayuda para quienes compran su primer hogar. Los pícnics anuales, los almuerzos festivos y las reuniones trimestrales brindan


oportunidades de interacción social. A los empleados también les encantan los viernes de trabajo desde su hogar en el verano, que comenzaron hace unos años. Pero entre bambalinas, este


último beneficio impulsó un plan más sustancial. A medida que más de sus empleados empezaron a trabajar desde las instalaciones de sus clientes, Wilson empezó a reducir el tamaño de su


espacio de oficina, de 3,000 a 1,500 pies cuadrados en el 2017. Gracias a la tecnología, era más fácil trabajar a distancia. Wilson planeaba realizar pronto una transición a una fuerza


laboral que trabajara solo a distancia. Pero había algo que le impedía hacerlo. “El miedo por haber crecido amarrado a un escritorio”, dice. “El concepto estaba disponible, pero temía


implementarlo”. El cierre debido a la pandemia le dio el empujón que le hacía falta. Está negociando con su arrendador para ponerle fin a su contrato de alquiler, que se vencía en agosto. La


empresa ahorrará más de $4,000 al mes en alquiler y servicios públicos. A Wilson le costó trabajo decidir si solicitaría asistencia económica por medio de la ley CARES (Ley de ayuda, alivio


y seguridad económica contra el coronavirus). Pero cuando se dio cuenta de que había perdido rápidamente un 20% de su negocio, decidió usar todos los recursos que tenía a su disposición.


Solicitó y en mayo recibió un préstamo de $100,000 del Programa de Protección de Pago. Pero esa ayuda incluye varias condiciones. “Desde que depositan el dinero en tu cuenta bancaria, tienes


dos meses para usarlo”, dice, así que está presionado para gastarlo. Está utilizando lo más que puede para los salarios, pero si no cumple con los requisitos para que se condone el


préstamo, el período de reintegro es de dos años y los pagos mensuales para pagar la cantidad completa serían de $5,600. Además, Wilson está ajustando su estilo gerencial y sus procesos para


que cuando se termine la pandemia, el negocio sea más sólido. Ahora realiza más reuniones individuales periódicas con sus empleados. Las reuniones de los martes por la mañana se realizan


por videoconferencia, para que todos los empleados se vean y pasen tiempo juntos. Eventualmente, Wilson planea volver a realizar las reuniones en persona del equipo, tal vez saliendo a


almorzar una vez al mes. También está analizando cómo su empresa tomará una posición de liderazgo a medida que sus empleados regresen a trabajar en las oficinas de sus clientes. Planea


suministrarles a sus trabajadores artículos básicos tales como mascarillas y pañitos desinfectantes, para que mantengan limpios sus espacios de trabajo. Además, ayudará a que sus clientes se


aseguren de seguir las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades para proteger a los empleados, y que estos también estén familiarizados con esas pautas. “Nunca


tuvimos tiempo para implementar los cambios que deseábamos realizar”, afirma Wilson. “La llegada de la COVID-19 fue como un tornado para nuestra empresa. Nos obligó a buscar nuevas maneras


de trabajar, y están funcionando”.