
La vuelta al mundo en 80 días a los 81
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A Sandy Hazelip y Ellie Hamby, ambas de 82 años, el cariño por el libro _La vuelta al mundo en 80 días_ las impulsó a aventurarse en su propio viaje a los 80 años. La pandemia retrasó, pero
no detuvo, su viaje. Cuando Hazelip, directora médica de un hospicio, y Hamby, fotógrafa documental, completaron su viaje a los 81 años, habían visitado siete continentes y 18 países.
Hazelip, que vive en Eastland, Texas, y Hamby, que vive en Abilene, Texas, hablaron con AARP sobre su viaje y lo que aprendieron en el camino. SANDY HAZELIP: Nuestra amistad siempre ha
estado asociada con los viajes. Ellie es la codirectora de Zambia Medical Mission, (ZMM) y yo soy médica. En el 2000, poco después de la muerte de mi esposo, me inscribí en mi primer viaje
de la misión a la zona rural de Zambia con ZMM para brindar atención médica en áreas remotas. Ahí fue donde Ellie y yo nos hicimos amigas. ELLIE HAMBY: Cinco años después, mi esposo falleció
repentinamente, justo cuando Sandy trasladaba su consultorio médico a nuestra ciudad, Abilene, desde donde ella vivía a 60 millas de distancia. Me llamó y me dijo: “Tengo un trato para ti.
Necesito un lugar para hospedarme en Abilene dos noches a la semana. Si me das una cama, te llevaré a comer”. Eso fue hace 18 años. El acuerdo ha continuado desde entonces. Ella estuvo aquí
anoche. SANDY: Hace unos años, estábamos hablando de nuestro próximo 80.º cumpleaños, y solté “Ellie, ¿no sería divertido recorrer el mundo en 80 días al cumplir 80 años?”. ELLIE: Dije:
“¡Por qué no!”. SANDY: La pandemia de COVID nos retrasó un poco, pero este año lo hicimos, antes de cumplir los 82 años. Dimos la vuelta al mundo en exactamente 80 días. Ellie Hamby,
izquierda, y Sandy Hazelip, ambas de 82 años, emprendieron una odisea de 80 días cuando tenían 81 años. Cortesía de Sandy Hazelip y Ellie Hamby ELLIE: En nuestro viaje, experimentamos muchos
misterios. Las estatuas moai en la Isla de Pascua, con sus enormes cabezas y torsos tallados de ceniza volcánica endurecida. ¿Quién las creó y por qué? Los inodoros increíblemente
sofisticados de Japón, ¡no conseguimos descubrir cómo funcionaban! SANDY: Mantuvimos un presupuesto bastante estricto. Primero decidíamos exactamente dónde queríamos alojarnos; por ejemplo,
en Santiago de Chile, elegimos la hermosa plaza antigua. Luego, buscábamos las calificaciones de los alojamientos locales, y entre los lugares con las mejores reseñas, reservábamos el más
barato. ELLIE: Las calificaciones no se basan en el precio de los alojamientos; se basan en cuánto les gustan a las personas. Así que nuestro costo promedio de alojamiento fue de $29 por
noche, por persona. Siempre compartíamos una habitación. La estadía más económica fue de $13.50 por persona en un lugar en El Cairo con vistas a la pirámide de Keops —una vista de un millón
de dólares—. SANDY: En numerosas ocasiones la gente se acercó a ofrecernos ayuda o simplemente a desearnos suerte. Lo que hace que el mundo se sienta pequeño no es la facilidad relativa de
viajar grandes distancias en avión, tren o barco; ni siquiera el poder hacer reservaciones de hotel con un solo clic en la computadora. ELLIE: Estoy de acuerdo. El verdadero regalo es
experimentar de primera mano que, sin importar a dónde vayas, sin importar cómo se vistan las personas o qué idioma hablen, todos somos mucho más similares que distintos.