
Museos para visitar en seattle
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MEJOR MOMENTO PARA VISITAR: de media mañana a media tarde para evitar la congestión del tráfico de Seattle MEJOR TEMPORADA PARA VISITAR: algunos visitantes prefieren hacer planes para
combinar con eventos en el vecindario, como el mercado nocturno en otoño y el Año Nuevo Lunar en primavera. Ambos celebran las culturas asiáticas con venta de comida en la calle, puestos de
mercado, tambores taiko y danzas tradicionales de leones y dragones. ACCESIBILIDAD: se puede llegar fácilmente a todas las galerías en ascensor. Se ofrecen andadores y sillas de ruedas sin
cargo (asignados por orden de llegada). El Museo Nacional Nórdico. CORTESÍA NATIONAL NORDIC MUSEUM 3. MUSEO NACIONAL NÓRDICO La historia de la pujanza migratoria de Seattle continúa en el
Museo Nacional Nórdico (en inglés), en el antiguo pueblo pesquero escandinavo de Ballard, que ahora es un moderno vecindario situado seis millas al noroeste del centro de la ciudad. El museo
presenta la historia de las culturas escandinavas de hace 12,000 años hasta la época actual. Según la directora de colecciones, exposiciones y programas, Leslie Anne Anderson, la colección
también explora los principales valores nórdicos, como el vínculo con la naturaleza, la innovación, la justicia social y la sustentabilidad. “Te damos una idea de los puntos principales de
cada país nórdico, pero en los últimos años realmente hemos ampliado nuestra perspectiva. Consideramos la región cultural de Sápmi, hogar del pueblo indígena sámi, así como las regiones
autónomas de Groenlandia, las Islas Feroe y las Islas Åland. También estamos progresando y encontrando vínculos para transmitir los relatos de quienes tienen ascendencia nórdica pero tal vez
también, digamos, caribeña. Por ejemplo, inauguramos una exposición con la artista La Vaughn Belle para responder al legado del colonialismo, específicamente la trata transatlántica de
esclavos en las Indias Occidentales Danesas”. El museo se fundó en 1979, y durante casi 40 años ocupó una escuela en desuso. Sin embargo, en el 2018 debutó en una sede de primera clase con
certificación LEED Gold, una estructura modernista en bloque revestida con paneles verticales de zinc. En su interior, el estudio de arquitectura de la costa oeste Mithūn evocó un fiordo
esculpido por acción de los glaciares con puentes aéreos que conectan las galerías Old World y New World, lo que intensifica la “experiencia de la migración”. Un tragaluz ilumina una bandada
de aves marinas de cristal congeladas en pleno vuelo entre los dos espacios, lo que aporta más simbolismo. Como le dijo su creador —el artista de las Islas Feroe Tróndur Patursson— al sitio
de noticias sin fines de lucro Crosscut: “Incorporan la naturaleza en el interior. Le dan alma al edificio”. Emprendes un viaje desde el “nivel del mar” mientras exploras objetos y relatos
orales de los países nórdicos, desde piedras rúnicas hasta cuencos para ordeñar renos y un CD de ABBA. Las exposiciones transitorias, como la fotografía de Edvard Munch, también se destacan
aquí. “Tienes la oportunidad de ver objetos que normalmente no llegan a Estados Unidos”, señala Anderson. Sube las escaleras y sumérgete en el paisaje, literalmente. Los abedules se erigen
como centinelas de una sala de cine sembrada de almohadillas con forma de gigantescos adoquines pulidos por el mar. Luego de descansar para recuperar fuerzas, cruzas un puente elevado hacia
una galería que retrata la emigración nórdica masiva del siglo XIX, cuando casi un tercio de la población huyó del hambre y la inestabilidad política. Los objetos que podrás ver incluyen
equipo de pesca y una chaqueta de maderero de 1914 de Filson, una empresa local que comenzó por suministrar equipo a los buscadores de oro del río Klondike. En el exterior, no te pierdas de
la réplica de un barco vikingo y la sauna finlandesa en actividad más antiguo de Seattle. Ten en cuenta que este museo también es un centro de investigación genealógica, donde los visitantes
pueden hacer una consulta personalizada con un genealogista profesional. Se ofrecen citas los días de semana, pero debes hacer la reserva pronto. Andersen recomienda reservar una sesión con
al menos un mes de antelación. PARA DESPUÉS DE LA VISITA: respira un poco de aire fresco en las esclusas Hiram M. Chittenden, que se encuentran a solo seis minutos a pie hacia el
suroeste. Aquí, el agua salada de Puget Sound confluye con el canal de navegación que lleva al lago Union. Los barcos —como la mayoría de la flota pesquera de Alaska fuera de temporada— se
elevan de 20 a 22 pies sobre el nivel del mar. Los paneles de vidrio revelan especies de salmón que migran de un lado a otro, y en los jardines botánicos se ofrecen conciertos gratuitos de
verano los sábados a las 2 p.m. Pasea por la zona de tiendas de moda, restaurantes y galerías en Ballard Avenue, a tres cuartos de milla al este del museo. PLANEA UNA VISITA UBICACIÓN: 2655
NW Market St.; 206-789-5707; nordicmuseum.org CÓMO LLEGAR: la entrada al estacionamiento del museo se encuentra en la esquina de NW Market Street y 28th Avenue NW. Los autobuses 17 y 44 del
metro pasan por el museo. VISITAS: de miércoles a domingo, de 10 a.m. a 5 p.m. (cierra los principales días festivos) ENTRADA: $18, $15 para adultos de 65 años o más (todas las entradas son
gratuitas el primer jueves de cada mes). Compra la entrada en línea o en persona. MEJOR MOMENTO PARA VISITAR: de miércoles a viernes de 1 p.m. a 5 p.m., cuando está menos concurrido MEJOR
TEMPORADA PARA VISITAR: cualquier época del año, pero hay más visitantes en verano. ACCESIBILIDAD: estaciona el auto en el lado sur del edificio y sube el corto tramo de escaleras o la rampa
de la entrada. En el interior, puedes llegar a todas las plantas fácilmente en ascensor. Se ofrecen sillas de ruedas sin cargo (asignadas por orden de llegada). ALOJAMIENTO CERCA DEL
WING LUKE: a tan solo seis minutos a pie del museo, te puedes alojar en el Panama Hotel and Tea House: un edificio de 1910 diseñado por Sabro Ozasa, considerado el primer arquitecto de
ascendencia japonesa de Seattle. Las 102 habitaciones sobrias y acogedoras están decoradas con muebles antiguos. Una visita imperdible: el hotel exhibe el único sentō (baño público) intacto
del país, que resguardó las pertenencias de algunos de los 7,050 residentes japonés-estadounidenses de Seattle encarcelados en los campos de la Segunda Guerra Mundial. El precio de las
habitaciones comienza en $99 CERCA DEL MUSEO NÓRDICO: el lujoso Hotel Ballard cuenta con 29 habitaciones y una elegante terraza desde donde puedes apreciar las vistas de los montes Olympic
recubiertos de nieve. La propiedad da a la calle principal en el centro de este barrio de origen escandinavo. El precio de las habitaciones comienza en $149. CERCA DEL MOPOP: disfruta de
uno de los mejores hoteles del mundo, el Inn at the Market, una propiedad de ladrillos rojos cubierta de hiedra a una milla al sureste del museo. En algunas de las 79 habitaciones, los
ventanales ascienden del suelo al techo y enmarcan el letrero de neón del Pike Place Market, además de ofrecer vistas de la bahía de Elliott hasta los picos de los montes Olympic en el
horizonte. El precio de las habitaciones comienza en $161. RESTAURANTES CERCA DEL WING LUKE: Maneki, establecido en 1904, es el único restaurante japonés de Seattle que sobrevivió la era
de la reclusión. Deléitate con platos de sushi, como unagi donburi (anguila de agua dulce a la parrilla sobre arroz) y bacalao negro marinado con miso. CERCA DEL MUSEO NÓRDICO: no te
pierdas las ostras frescas con salsa mignonette de champán en Walrus and the Carpenter. También puedes probar el glorioso y deslumbrante sándwich caribeño de Un Bien, un restaurante favorito
de paredes rosadas con servicio de barra y algunas mesas al aire libre. Prueba el lomo de cerdo, las cebollas caramelizadas y los jalapeños encurtidos en un panecillo untado con alioli de
la famosa panadería Macrina de la ciudad. CERCA DEL MOPOP: pide un bocadillo rápido en No Anchor, una cervecería de Belltown que se incluyó en la lista de candidatos semifinalistas al mejor
nuevo restaurante de James Beard del 2017. El plato imperdible: mejillones ahumados y encurtidos. _La escritora y fotógrafa Amanda Castleman radica en Seattle y escribe sobre cultura y
aventura para BBC Travel, National Geographic y Sierra._