
Ignacio Ruiz-Quintano: El imperativo energético
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El bar de Mou
El imperativo energético«Xabi Alonso, sobre todo, es inteligencia futbolística, y su obra no será un equipo-gaseosa, como ocurre a esos energéticos desaforados que construyen de pronto un
equipo energuménico, de seres dotados de grandes chorros de energía que de un año para otro desaparecen»Ancelotti sayonaraXabi Alonso, en su presentación como entrenador del Real Madrid AFP
Ignacio Ruiz-Quintano
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Iniciar sesión31/05/2025Actualizado a las 05:29h.Compartir Copiar enlace
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Suscribete Xabi Alonso, el Alonsazgo, es lo que viene a sustituir al ancelottismo, o periodo con más laureles de la historia del Real Madrid, que lleva el nombre de Carlo Ancelotti, la
leyenda que regresó al club con sus memorias ya escritas, 'Conquistar mentes, corazones y ... triunfos', publicadas en 2016, que es como si el aventurero veneciano Jacobo Casanova hubiera
empezado a ligar una vez escritas las suyas. O como si el primer ministro Churchill se hubiera puesto a 'primerministrear' después de dejar escritas sus impresiones sobre las dos guerras
mundiales. «Es hora de meditar por última vez en la grandeza de su espíritu: no sobre lo que hizo, ni cómo lo hizo, sino sobre el origen de esa enorme energía suya», escribe Boris Johnson
ante la tumba de Churchill en su bien amena biografía del personaje.
-¿Qué entendemos, en realidad, por energía mental? ¿Es algo psicológico o es fisiológico? ¿Estaba dotado Churchill de un proceso superior de combustión interna o lo adquirió en la infancia?
¿O una mezcla de ambas cosas?
De Ancelotti nos queda su apelación constante a la 'eneryía', y pensábamos en la línea Valverde-Aureliano-Camavinga-Bellingham. En su presentación como nuevo entrenador del Real Madrid, la
palabra más repetida por Alonso fue 'energía', que falta hace, luego de tanto lagrimeo en los adioses a Ancelotti y a Modric. El Madrid clausuró la temporada española con abrazos a la Real
Sociedad para despedir a Ancelotti y a Modric, y el Barcelona lo hizo en Bilbao para despedir al árbitro que amenazó al Madrid. Todo junto puede considerarse la única emoción que ha deparado
la Liga, decidida por el Var a favor del Barcelona, que no estará en el Mundial de Clubes, para escándalo del Relato, que no cae en la cuenta de que su representante en esa competición de
la Fifa será el Var, que, bien mirado, es el verdadero campeón de España. El primer reto de Alonso es ganar ese Mundial contra el Var de la Fifa, que no es el Var de Louzán/Cantalejo, pues
no ha sido convocado un solo árbitro español. Para intentarlo, Alonso se ha traído de Alemania el 'Energeytik' alemán de Ostwald, según el cual, nos dicen los libros, la energía es la
sustancia dinámica del universo. ¡El imperativo energético de Alonso!
El imperativo energético de Alonso ordena utilizar la energía en lugar de dilapidarla. Alonso, sobre todo, es inteligencia futbolística, y su obra no será un equipo-gaseosa, como ocurre a
esos energéticos desaforados que construyen de pronto un equipo energuménico, en su etimológico sentido, diría el académico, de seres dotados de grandes chorros de energía que de un año para
otro desaparecen como aparecen entre nubes de incienso que pedorrea el Relato. Produce estupor por cierto, la facilidad de los revistosos de las ruedas de prensa para tutear al entrenador
del Real Madrid, un tuteo entre falangista, el que se prescribía entre camaradas, y rufianesco, el que se emplea para faltar al respeto. Quienes crean que tutear es una conquista progresista
deben saber que de Julián Besteiro decía Madariaga que no tuteaba a nadie ni por nadie se dejaba tutear, «tesón admirable en este siglo en el que el tuteo a voleo está disolviendo perfiles
y matices en una babosería universal».
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Como jugador tuvo a los mejores entrenadores (Mourinho, Guardiola, Ancelotti), y como estudiante, a De la Fuente ('Luis de la Gente', para el Relato), el del Combinado Autonómico, que como
industria es una franquicia culé, y sólo hay que ver las convocatorias, detalle, en cualquier caso, menor, teniendo en cuenta que el gobierno del país pasa por las cuentas de los dedos que
echa un calavera establecido en Waterloo. Ante la prensa, De la Fuente presumió de Alonso, pero Alonso no presumió de De la Fuente, sino de Ancelotti. En el verano de 2004 pudo haber tenido
en el Real Madrid a Camacho (Rafael el Gallo de los entrenadores, con sus 'espantás'), pero la Real prefirió venderlo por menos dinero al Liverpool. Ahora está él en el banquillo, y como
espectador uno no le pide virgueros, que nos sobran, sino un fútbol de 'imperativo energético' operando como la nariz de Angelo Stiller, el elegido por Kroos.
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