El gobierno negociará que la otan relaje los plazos para llegar al 5% del gasto militar

El gobierno negociará que la otan relaje los plazos para llegar al 5% del gasto militar


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El Gobierno empieza ahora una negociación muy complicada mirando a la cumbre de la OTAN que se celebrará en La Haya del 24 al 26 de junio y que forzará un importante aumento del gasto en


defensa para todos los países. España ya ha ... dejado claro que el objetivo de llegar al 5% del PIB que defiende MARK RUTTE, secretario general de la Alianza Atlántica, abonado por la


Administración de DONALD TRUMP, es INASUMIBLE. Por eso, la intención del Ejecutivo pasa por flexibilizar el calendario y conseguir relajar los plazos de forma considerable para el


cumplimiento de esa nueva meta. En Moncloa repiten el «ingente esfuerzo» que está implicando cumplir para este mismo año con el 2% después de que Pedro Sánchez anunciara hace unas semanas un


nuevo paquete de 10.471 millones de euros. Todo ello, SIN PRESUPUESTOS GENERALES y sin pasar por el Congreso de los Diputados en un asunto que divide a sus socios parlamentarios,


especialmente a la izquierda. El aumento del gasto en defensa es, quizá, el asunto más delicado que el presidente tiene encima de la mesa. La fórmula que está ganando peso en este momento de


cara a la cumbre, confirman en el Ministerio de Defensa, miraría a una exigencia de sustituir el objetivo del 2% actual por un 3,5% (en lo que respecta a gasto estrictamente militar) y un


1,5% adicional para otros gastos relacionados con la seguridad, como pueden ser las infraestructuras. El horizonte temporal sería a siete años, en 2032. En las negociaciones que se


producirán estas semanas mirando a la cumbre transatlántica, el Gobierno insistirá en que el objetivo de un 3,5% es un problema porque «NO HAY INDUSTRIA QUE CONSIGA ABSORBER» esa inversión


en Europa con todo lo que implica. Y de ahí que apunten a la insistencia de dilatar los plazos. El otro argumento que repetirán desde el Gobierno, tal y como defendió la ministra MARGARITA


ROBLES en Bruselas este martes –donde se vio con el resto de ministros del ramo de la Unión Europea– es que no se trata solo de fijar porcentajes sobre el papel, sino de valorar en conjunto


las necesidades de la industria de defensa y que no solo responde a armas y fuerzas armadas, sino a tecnología, drones y otras infraestructuras. Este ha sido el otro gran caballo de batalla


del Gobierno desde el primer momento. En el Ejecutivo también empiezan a deslizar la idea de que la cumbre de la OTAN de este junio estará algo «descafeinada» porque consideran que tiene


«MUCHO» DE «ESCENIFICACIÓN». Lo previsible es que todo el trabajo se haga en estas semanas previas, con conversaciones a varias bandas. Pero ni siquiera en el Gobierno dan certezas de que se


vaya a llegar con un acuerdo cerrado al encuentro en La Haya. Fuentes de Defensa afirman que Rutte «HA PUESTO TODA LA CARNE EN EL ASADOR» para satisfacer las demandas de Trump, que lleva


mucho tiempo avanzando que exigiría un esfuerzo mayor en el gasto de defensa a los países europeos, bajo el mantra tan repetido por él y por su vicepresidente, JD Vance, de que la Unión


Europea «se aprovecha» de Estados Unidos. Tampoco en Europa hay un consenso claro. Los países nórdicos y los más cercanos a Rusia (Polonia, Suecia o Noruega) son los que defienden con


claridad las prisas por aumentar la inversión europea. El resto, afirman en el Gobierno, tienen muchas más reticencias a un incremento tan fuerte en el porcentaje del PIB. Que la OTAN


exigirá una subida considerable parece claro y aunque el Ejecutivo NO SABE SI SE APROBARÁ UNA CALENDARIZACIÓN ya en junio para ir dando cumplimiento, las fuentes consultadas siguen apuntando


a intentar que esos plazos con porcentajes tan fijos se diluyan. En la oposición pinchan el optimismo del Gobierno al respecto. En el PP dan por hecho en la cumbre de la OTAN habrá «malas


noticias» para Sánchez. A pesar de que en Defensa aseguran que la relación de Rutte con el Gobierno «no es mala en absoluto», en las últimas semanas se han evidenciado momentos de tensión,


empezando por la molestia que ha causado en Moncloa ver cómo el secretario general de la Alianza daba por sentados los compromisos que adquirirá España. La negociación de verdad empezará


ahora. Y la situación se puede complicar porque Sánchez ha defendido hasta ahora que la inversión militar no pasaría por las Cortes al tratarse de reasignaciones presupuestarias de unas


partidas a otras. Pero un fuerte aumento del gasto sin unas nuevas cuentas públicas NI APOYOS PARA AMPLIACIONES DE CRÉDITOS se antoja casi imposible.