
Vecinos de floresta se unen para salvar un edificio emblemático del barrio
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Moderno vs. antiguo. No siempre la ecuación se resuelve por el primero de sus términos, por seductor que suene. No al menos para el grupo de vecinos que forman “Salvar a Floresta”, y que
apunta a REVITALIZAR una de las esquinas más tradicionales del barrio. Se trata del viejo edificio de la Carpintería Velasco, en Lacarra y Fernández, cuyos orígenes datan de 1909. “Esta
zona, tradicionalmente residencial, se está viendo seriamente TRANSFORMADA por el avance de comercios y talleres de la calle Avellaneda”, señala el Defensor adjunto del Pueblo porteño,
Gerardo Gómez Coronado. Gabriel De Bella, secretario de Salvar a Floresta, cuenta que la carpintería “era una fábrica artesanal, típica de los años 20, en momentos previos a la primera
industrialización, perteneciente a la familia Velasco”. Su permanencia en el tiempo es casi una gran PIEZA DE MUSEO , que refleja todo un modo de vida prevalente a principios de siglo,
centrado en las pequeñas empresas familiares. La esquina de Velasco fue primero una carpintería, después empezó a producir y vender escobas, y más tarde se transformó en una mueblería muy
importante del barrio. “Es un edificio emblemático de la zona, en una manzana en diagonal con una ochava irregular. Su fachada, de hecho, se puede APRECIAR DESDE LEJOS ”, reflexiona Gómez
Coronado. Andrea López, vecina del barrio y antigua clienta de la carpintería, reafirma esta idea: “La ubicación es excelente, parece UNA ISLITA EN MEDIO DEL BARRIO , era una referencia para
todos los vecinos. Creo que todo Floresta compraba ahí”. Ella, de hecho, aún conserva en su casa el placard, los taparrollos y los marcos de las puertas que compró en la carpintería antes
de que cerrara. “No es bueno que las cosas con las que uno creció desaparezcan. Cuando te las quitan te sentís vacío, es un gran costo para la vida y la historia del barrio”, dice,
melancólica. Según Gabriel De Bella, la tranquilidad tradicional de este barrio se está perdiendo, acompañado del boom inmobiliario de toda la Ciudad. Derrumbes de edificios históricos para
hacer talleres y depósitos, pérdida de casas ancestrales y de obras arquitectónicas clásicas son algunas de las características contra las que lucha Salvar a Floresta. El edificio
actualmente está en desuso y en MAL ESTADO . “No queremos que esté abandonado. Tampoco pretendemos que vuelva a funcionar como carpintería, pero sí que se preserve la fachada y que se ponga
una placa recordatoria”, reflexiona De Bella. Por ahora, el edificio se ampara en la Ley 3.056 que impide la demolición de edificios anteriores a 1941. “Pero en Floresta armamos todo esto
porque sabemos que a pesar de que exista la ley, no siempre se cumple”, afirma Gómez Coronado. Y remata: “Está demostrado que cuando hay un lazo afectivo entre los vecinos y el tejido
urbano, la gente lo cuida más”.