Esta es la calle de la ciudad de león que tiene un nombre distinto si vas por un acera o la de enfrente

Esta es la calle de la ciudad de león que tiene un nombre distinto si vas por un acera o la de enfrente


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Separados por tres siglos y una manzana de casas bajas y pequeñas edificaciones, Fernando I y Alfonso el Justiciero se miran ahora de frente. Los dos reyes de León, condenados a achusmar por


encima de los tejados de las construcciones amazacotadas durante decenios extramuros, se miden ahora su nueva realidad: una coexistencia en la que, derribados los inmuebles cuya


construcción definió el nacimiento de dos calles, se convierten por obra de la recién estrenada Ronda Interior en la primera vía de la capital leonesa que tendrá un nombre en cada acera. Los


vecinos a mano derecha, según se va desde la plaza del Espolón hasta La Palomera, continuarán con la denominación de Alfonso el Justiciero. No se perderá la dirección postal, aunque la


mayoría de las edificaciones se asoman a la calle como trasera o entrada de garajes. Sólo sobreviven unas pocas entradas directas, con número asignados, porque el resto cayeron con el avance


de la piqueta que se llevó al puñadín de residentes supervivientes hasta los últimos años, después de que la mayoría abandonaran sus hogares para dejarlos desventrados, con las ruinas de


escaparate, o tapiados para que nadie los okupara, como el antiguo bar Morán. La supervivencia en el callejero da rango al nombre con el que se bautizó la vía conocida primero como Segunda


Carrera y, después, calle del Medio de Santa Marina. A medida que unas casinas se trepaban sobre otras y llegaba el saneamiento, el vial tomó el nombre de Alfonso el Justiciero, también


identificado con el remoquete de «El Noble»: quinto rey que simultaneó, sin amontonarlas, las coronas de León y Castilla. En la argumentación para auparse a la placa del callejero se anota


que, durante la Reconquista, venció en la batalla de El Salado, tomó Algeciras y Tarifa y falleció en el sitio al Peñón de Gibraltar, en el año 1350. Aunque el homenaje que pervive se


fundamenta en otro hito más cercano: la firma del decreto por el que, el 6 de julio de 1345, se funda el Ayuntamiento de León. «Carta del rey don Alfonso XI, en la que manda: Que haya en la


ciudad de León hombres buenos de ella... pa faser e ordenar que el Concejo faria e ordenaria estando ayuntados...», como rezaba el texto, recogido por Javier Tomé y Armando G. Colino en su


historia de las calles de León, publicada en este periódico. No se perderá la memoria en nombre de calle tampoco de Fernando I, elevada en el membrete de las cartas que se entregan en los


buzones de los portales a mano izquierda de la nueva Ronda Interior. Como le sucedió a Alfonso el Justiciero, la vía se conoció antes como Tercera Carrera y luego por el más popular nombre


de Las Huertas, al rebufo del destino al que llevaba a quienes se encaminaban por ella. A la sombra del barrio de Santa Marina «de rancio abolengo y coto de alcurniados feligreses», como


recordaban Tomé y Colino en sus investigaciones, en esta calle residieron «conocidas familias leonesas, avecindadas en este enclave hasta bien avanzado el siglo XX». No quedaban ya ninguna


en 1982, cuando el PGOU sentenció a la piqueta a la manzana de casas, entre las que sobrevivían edificaciones de 1882, aunque sin protección alguna. La orden tardó 43 años en consumarse:


hasta que esta semana cayó el muro que separó a Fernando I y Alfonso el Justiciero para que convivan, cada uno desde su acera, en la historia de León.