Con raíces en 'diario palentino': adriano calvo
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El fotógrafo Adriano Calvo Hernández recuerda que su entrada en Diario Palentino «fue un poco particular» porque primero estuvo contratado y, posteriormente, entró como becario. «Empecé a
trabajar antes de hacer las prácticas. Estuve un mes haciendo sustituciones de verano y cuando terminé el grado medio de Laboratorio de fotografía enBurgos firmaron el convenio», rememora
este palentino que formó parte de esta casa en los primeros años de la década de los 2000, cuando esta cabecera aún se editaba en la anterior sede, que, bajo su punto de vista «tenía su
encanto». «Una de las cosas que más recuerdo es acceder por donde estaban las antiguas rotativas que se utilizaban antaño.Además, la redacción era como la tenía en mente antes de entrar.
Había gente fumando, algo que es impensable ahora», añade. Coincidió en su sección con Rosa Marcos, Pablo Requejo, Enrique Caña, César Manso y Óscar Navarro en un tiempo en el que aún no se
utilizaban tarjetas de memoria y más de dos décadas después sigue acordándose de alguna novatada que también le sirvieron de aprendizaje. «Navarro me comentó un día que iba a empezar a
hacer fotos. A los cinco minutos me preguntó por las imágenes, a lo que respondí que genial, pero me abrió la cámara y vi que no había carrete», comenta Calvo, quien, desde aquella fecha,
comprueba el material antes de empezar a utilizarlo. Por otro lado, también guarda en su memoria su «primer fracaso», que tuvo lugar en la jornada que desplazó al norte de la provincia para
fotografíar una arboleda que estaban talando y «tras dos horas dando vueltas por un camino de un pueblo que ni me acuerdo» se presentó en un lugar incorrecto. Detalla que el contacto diario
con el personal de Diario Palentino le sirvió para ser mejor profesional. «Fue un buen lugar para aprender, sin duda», sentencia. Desde fotografía le explicaron que fuera pensando cómo
sacar la fotografía antes de llegar al lugar de los hechos, un consejo que le quedó grabado a fuego y del que tiró cuando trabajó como cámara de televisión, mientras que con las
conversaciones con los periodistas del periódico, que destaca que también le ayudaron mucho, pudo perfeccionar las coberturas. «Vi que eso ayudaba mucho a que el trabajo quedara más fijo y
se agradecía por ambas partes, a mí porque me daba tranquilidad y a ellos porque les ayudaba a la elaboración del texto.Es una cuestión totalmente necesaria porque uno no puede ir por
libre», manifiesta. Como otras personas que trabajan (o trabajaron) en el mundo de la prensa en papel, Calvo podría disponer de algún recorte de aquellos años gracias a la labor de su madre,
que archivó, por poner algún ejemplo, alguna contraportada en la que figuraban imágenes suyas. Entre las coberturas que destaca, hace referencia al teatro callejero de las fiestas de San
Antolín. A los jóvenes que vendrán en el futuro, Calvo les recomienda que «intenten aprender de los compañeros y que, sobre todo, se quiten el miedo a equivocarse y a no caer en los elogios
por hacer algo bien». «Un día lo haces bien y otro mal», detalla el fotógrafo, que recalca lo de fijarse en el entorno. «Siempre se discrimina lo bueno de lo malo pero de todo se aprende»,
asegura. TELEVISIÓN Y DIGITALIZACIÓN. Tras formarse como cámara de televisión, orientó su vida profesional hacia la pequeña pantalla, desempeñándose en cadenas locales como _TVerbo _en
Madrid, _IrisTV _en Salamanca y _Teletoledo _y _La TribunaTV_ en la ciudad imperial. «Me bajé a Toledo allá por el año 2003 y lo que más me gustaba hacer eran los informativos. Creo que la
semillita me la plantó DP», comenta. Posteriormente pasó digitalizar documentos en el Archivo Histórico de la Nobleza (donde se encuentra actualmente tras aprobar una oposición) en Toledo y
el Archivo Histórico Nacional en Madrid. Reside a orillas del Tajo, donde formó una familia. Eso sí, recuerda que «sigue siendo fotógrafo».