La visión profunda de marta o nilsson | diario sur

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Es consciente de que mirar con profundidad un simple ajo es difícil, requiere tiempo y práctica, ir más allá de la forma e intrigarse ... por el contenido. Marta O Nilsson (Málaga, 1994) no


es una fotógrafa al uso. Reconoce que se pierde en los detalles hasta convertirlos en lo que ella considera una auténtica obra de arte y que después lo termina siendo. Dispara con su cámara


a cualquier objeto que se cruce en su camino porque, ciertamente, ella no lo ve como un mero objeto. O Nilsson reconoce que los niños aprecian los detalles con mayor claridad que los


adultos, por lo que su visión artística se centra en este matiz: estar alerta, despierta y con la vista puesta en lo más pequeño. Esta malagueña estudió Historia del Arte en la Universidad


de Málaga y fue entonces cuando comprendió que los detalles también dependen de los contextos: «Gracias a la carrera aprendí a conectar muchas obras de arte con ideas y es lo que me ha


llevado a este momento profesional. Yo quería aprender mucho de otros, entender el porqué de muchas obras y llevarme ese aprendizaje a mi terreno», apunta. O Nilsson comienza en su


adolescencia fotografiando a su hermana, su primera musa y modelo, aunque lo que realmente adoraba después de la fotografía era la edición, el retoque, la remodelación. Para esta artista,


componer la imagen y darle el sentido en su ordenador es el último paso para que su obra esté completa. Reconoce empezar a tomarse en serio su profesión hace tres o cuatro años, cuando se


percató de que el arte no hace falta crearlo sólo cuando haya inspiración de por medio: «No quería hacerlo para temas eventuales o compromisos. Comencé a invertir tiempo en ello cada día,


como algo sistemático, y de esta forma se va creando lo que tienes en mente» apunta con convicción, porque en ocasiones, aunque se empiece sin inspiración, ésta aparece de un momento a otro.


Su primera exposición, en Colectivo Imagen de Fuengirola, fue un paso más para reafirmarse como fotógrafa, aunque realmente ella no se considere así: «Últimamente he llegado a esa


conclusión, porque parto de fotos, sí, pero con mucha edición y experimentos. Todo lo que compongo al final es como imaginario, aunque la fotografía sea la base, es como un juego», relata.


Después de esa exposición como resumen de su trabajo hasta el momento, llegó la anexión a La Casa Amarilla, un colectivo artístico e independiente malagueño que renueva sus muestras, de


diferentes autores y formas, cada poco tiempo. Antes del confinamiento de 2020, Marta tuvo 'Un sueño lúcido', una especie de control en las imágenes que se suceden en nuestra


cabeza mientras uno duerme. Que el subconsciente mezcle aleatoriamente lo que hemos visto en la vida real es algo que a O Nilsson le entusiasmó: ella hace algo similar en sus composiciones.


Siguiendo esta premisa, la artista consiguió plasmar su idea en una pequeña exposición muy visitada y curiosa. Una cama en vertical casi desecha, retratos que parecen difuminarse, imágenes


de bodegones... Todo ello reunido en una muestra que, gracias a las visitas virtuales, se puede seguir viendo en su página web, martaonilsson.com. Desde luego, la actitud de esta fotógrafa


es recordar siempre mirar con ojos de inocencia a lo que nos rodea, ver como un niño ese objeto que brilla a lo lejos o cualquier ramillete de espárragos que se están pasando de fecha en la


nevera. Cuando llegue la primavera, O Nilsson prepara una exposición en La Ventana Amarilla, un espacio abierto, pero cerrado, de la Casa Amarilla que sigue dispuesto a ofrecer arte a pesar


de que la cultura esté en 'stand by' para todos.