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No es fácil plantar cara a los ailantos, una especie exótica invasora que coloniza el 80% de la ribera del Huerva a su paso por Zaragoza capital. De ahí que los operarios que han iniciado

este martes la extracción de los ejemplares PREVIAMENTE 'ENVENENADOS' DESARROLLEN LA TAREA CON EL MÁXIMO CUIDADO. La capacidad de propagación de los árboles del cielo es

exponencial y hay que asegurarse de que se corta al ras el ejemplar sin que las semillas se dispersen.  De nada servirían los 28 MILLONES DE EUROS que se invertirá en recuperar el cauce del

Huerva si no se eliminan previamente los dañinos ailantos. Si continúan en la ribera, no resistirá ninguna de las especies autóctonas que pretenden que ocupen su lugar.  Antes de cortar los

árboles se inyectó en los troncos de los ejemplares grandes un tratamiento químico que ya ha hecho efecto y se procede, por ello, a talarlo. Los más pequeños, con un tamaño similar a las

cañas, se cortaron con tijeras y se pincelaron con glifosato con triclopir para matarlos. No será posible terminar con todos los ailantos de la ribera del Huerva. Algunos de ellos están

situados en taludes, y si se retiran podrían poner en riesgo la estabilidad del terreno.  DE LOS 1.050 EJEMPLARES QUE SE HAN BARRENADO, 567 TENÍAN UN DIÁMETRO MENOR DE 18 CENTÍMETROS Y 483,

MAYOR. Y faltan aún por tratar químicamente unos 400 más. Los ailantos pueden llegar a alcanzar los  20 o 25 metros y, en estos momentos, los que fueron tratados con glifosato con triclopir

son de tono marrón y están muertos.  Esos son los ejemplares que los operarios están retirando estos días, en un limpieza que dejará (casi) peladas las riberas. Pasarán años antes de que el

tramo urbano del Huerva en Zaragoza, CASI 2,5 KILÓMETROS, RECUPERE LA VEGETACIÓN.