Puerta grande para los novilleros cid de maría y carlos tirado en motril | ideal

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Los novilleros Cid de María y Carlos Tirado han salido a hombros esta tarde de la Plaza 'Pepe El Berenjeno' de Motril tras sumar seis ... orejas en la segunda semifinal del


Circuito de novilladas con picadores, impulsado por la Fundación del Toro de Lidia y la Junta de Andalucía. Con dos tercios de entrada en el coso costero se lidiaron novillos de Gabriel


Rojas, el segundo como sobrero. Destacaron cuarto y quinto, pero especialmente el bravo sexto. El resultado de los espadas fue el siguiente: Cid de María, oreja y dos orejas, Javier Zulueta,


oreja y palmas, y Carlos Tirado, dos orejas y oreja. Cid de María paseó la primera oreja por la capacidad demostrada ante un astado sin celo, al que logró sacar lo poco que llevaba dentro.


Le buscó las vueltas para acabar instrumentando tandas firmes y templadas, especialmente al natural. Refrendó su actuación con metisaca y estocada entera. Su mejor toreo vino en el cuarto


por el buen fondo del utrero y esa explosion de ilusión y toreo enfibrado que desplegó en todo su quehacer. Su valor y entrega fueron permanentes, hasta en la suerte suprema. Paseó el doble


trofeo y se le pidió el rabo. Javier Zulueta se enfrentó a un segundo bis de Gabriel Rojas, que no acabó de romper ni de ayudar al sevillano. Tampoco lo hizo el estoque para poner mejor


colofón a una faena de acusada personalidad y torería. Pese a todo, logró un apéndice. Lo había visto claro con el quinto, de mayor calidad y recorrido, para ir a por todas y firmar una


actuación que caló siempre por su ángel y sentimiento. La espada le robó los trofeos y echó por tierra los méritos acumulados, que fueron muchos. Carlos Tirado se aseguró la puerta grande


por las dos orejas que paseó del tercero, un novillo falto de entrega, al que metió en el canasto con capacidad e inteligencia Lo estoqueó, además, en todo lo alto. Logró resarcirse con el


bravo novillo que cerró plaza para lucir su mejor versión. Tanto, que pese a fallar con los aceros se le concedió una oreja.