
El partido del orgullo destapa todas las carencias del covirán | ideal
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Domingo, 20 de abril 2025, 14:07 Comenta Compartir La visita del Covirán a La Coruña, donde cayó derrotado, y superado en el 'basket average' (93-89, tras el 80-77 en Granada), por
el hasta ahora colista de la Liga Endesa, el Leyma Coruña, ha terminado de poner negro sobre blanco todas las enormes carencias que la plantilla rojinegra tiene en esta recta final de la
temporada y que conducen inexorablemente al equipo de Pablo Pin al primer descenso de categoría de su prolífica historia. Ni bajas tan importantes en los locales como las de Thomas Heurtel,
Augusto Lima y Trey Thompkins –el norteamericano apenas pudo jugar ocho minutos, tras sufrir una lesión en la rodilla en la porfía por un rebote– permitieron al equipo granadino darle una
pequeña alegría a su afición, más molesta por la imagen ofrecida que por la ya de por sí dolorosa novena derrota consecutiva o la caída al último puesto liguero. No le dolieron prendas al
propio Pablo Pin para subrayar, en la rueda de prensa posterior al duelo, el paupérrimo nivel defensivo ofrecido por los suyos en la ciudad herculina. «Nos han metido 45 puntos en la primera
parte, con muy buenos porcentajes de ellos. Y hemos hablado al descanso para intentar cambiar eso... y nos han metido 48 en la segunda», ironizó, apesadumbrado, el técnico granadino.
ORGULLO FINAL De hecho, de poco sirvió la charla al paso por los vestuarios, pues los peores momentos del Covirán llegaron mediado el tercer cuarto, cuando el marcador alcanzó la máxima
desventaja granadina (64-47). Fue a partir de ahí cuando Pin empezó, progresivamente, a entregarse a lo que pudieran hacer principalmente los jugadores que ya formaban parte del plantel al
inicio del curso. Y fue con los Rousselle, Ubal, Valtonen, Noua y Guerrero –Sergi García viajó, pero no jugó por lesión, y Aurrecoechea tampoco pisó la cancha–, más el apoyo de
Bezhanishvili, cuando los rojinegros tiraron de orgullo al fin y lograron enderezar un tanto la situación. De hecho, la mejoría visitante llegó a meter el miedo en el cuerpo al timorato
Leyma Coruña, cuando los granadinos se pusieron a tres puntos (89-86) y con posesión de balón todavía con un minuto por jugarse, en una clara muestra de una languidez coruñesa con la que el
Covirán no había podido durante muchos minutos. En ese sentido, el duelo entre colistas –y desahuciados al descenso– respondió a las expectativas, con ambos demostrando en determinados
momentos ser claros merecedores de la ya cantada pérdida de categoría. Es más, el último minuto también fue malo por ambas partes, y el Covirán, pese al evidente nerviosismo local, no logró
culminar una remontada que le hubiera permitido, cuanto menos, escapar de la última plaza a la que ahora se ve abocado y con el Leyma habiendo jugado incluso un partido menos, tras aplazar
el de la semana anterior ante el Casademont Zaragoza. EPÍLOGO En definitiva, la visita a La Coruña ha supuesto la definitiva evidencia de cómo el Covirán palidece en la presente Liga Endesa.
Con seis jornadas por delante, es obvio que el tercer milagro de la permanencia no será posible, tanto por la situación en la tabla, ya de por sí esclarecedora, como, mucho más, por el
escaso potencial de la plantilla rojinegra en esta recta final del curso. Por delante, seis jornadas en los que la esperanza, en términos de Semana Santa, es que no sean un viacrucis y que
en algún momento exista una cierta resurrección para, aunque sea en parte, lamerse las heridas. Quedan tres partidos en casa –Manresa, Breogán y Andorra– y otros tantos fuera –Gran Canaria,
Zaragoza y Real Madrid– para poner punto final a la primera experiencia rojinegra en la elite. Semanas para reflexionar y aprender de cara a un futuro retorno sobre el que, dado el nivel de
la Primera FEB, mejor trabajar más pronto que tarde. Comenta Reporta un error