
La temporada en la que los fichajes no cambiaron a mejor la cara del covirán | ideal
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Con el descenso del Covirán consumado tras la derrota ante el Real Madrid, llega el momento de analizar las causas que han derivado en la ... pérdida de la categoría del club rojinegro, que
el próximo año competirá en la Primera FEB. Una de ellas, sin duda, ha sido la escasa capacidad que ha tenido el club de mejorar el nivel de una plantilla que, ya desde el inicio del curso,
parecía destinada a sufrir mucho por la permanencia. Y si a ello se le suma que los nombres que han llegado a Granada con el curso empezado no han sido jugadores del nivel de los que lo
hicieron en temporadas previas, como Joe Thomasson en el curso del debut, o nombres como Rousselle, Valtonen, Wiley, Bamforth o Malik Dime la pasada campaña, la tormenta perfecta para el
descenso parece servida, mucho más cuando el plantel rojinegro fue asolado por los problemas físicos, principalmente en el mes de febrero, coincidiendo con el parón por la Copa del Rey y la
'ventana' FIBA para la disputa de partidos de selecciones. Aunque la sensación en buena parte del entorno del equipo desde el inicio del curso era la de que tarde o temprano este
necesitaría refuerzos –como, por otra parte, ha sucedido casi en cada campaña durante toda la vida de la Fundación CB Granada–, el club apostó por ser conservador de inicio, esperando que
avanzara la temporada antes de dar un golpe de efecto que elevara su nivel y sus opciones de una tercera permanencia en la Liga Endesa. Sin embargo, el mismo no ha llegado esta vez. El
pellizco presupuestario generado para la incorporación de un '5', el gran anhelo de la afición, no fue suficiente para afrontar la situación generada a partir de febrero, cuando el
Covirán sufrió una auténtica tormenta: las lesiones de Vicedo y Wiley –que acabaron con las salida de estos–, la peritonitis de Clavell, los repetidos problemas físicos de Sergi García y la
lesión en el gemelo de Scott Bamforth dejaron al equipo en cuadro ante uno de los momentos cruciales del curso. Y llegado ese punto, el club no fue capaz de reaccionar como exigía la
situación. La paulatina llegada de Omar Silverio, Giorgi Bezhanishvili, Ousmane Ndiaye Sam Griffin y Riccardo Visconti no ha supuesto sino una acumulación de 'parches' en lo que ya
era un barco a la deriva. Ciertamente, ninguno de los citados ha mostrado ser un jugador capaz de modificar la dinámica del equipo granadino. Quizá el más cercano a ello fue Griffin, que
enseñó talento ofensivo, pero su 'castigo' –el club achaca su desaparición de las convocatorias a motivos técnicos, pero a nadie escapa que no deben estar muy contentos con su
actitud– le mandó al ostracismo y solo jugó cinco partidos. También Omar Silverio gustó de inicio, pero su rendimiento fue claramente a menos, al punto de acabar también desconvocado por su
flacidez defensiva. Del resto, seguramente Visconti fue el más sorprendente, rindiendo a un nivel mayor al esperado, pero sin ser un jugador con vitola de estrella. Mientras, por dentro
Ndiaye y Bezhanishvili han cumplido con buena actitud, sobre todo el georgiano, pero tienen evidentes limitaciones para el nivel ACB. Sea como fuere, los fichajes no le han cambiado la cara
al Covirán este año.