Un granadino con madera de campeón para motogp | ideal

Un granadino con madera de campeón para motogp | ideal


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Miércoles, 23 de abril 2025, 14:27 Comenta Compartir Las apariencias engañan. Said Pastò Hoces se presenta como un granadino risueño, alegre y muy familiar, obediente siempre ante las


indicaciones de sus padres. Como un niño más de nueve años, seguramente. Sin embargo, cuando se enfunda su mono y pone un pie en el circuito, su responsabilidad y su ambición lo transforman


en un animal competitivo. Todo un campeón de MotoGP 'encerrado' en menos de metro y medio y con la Educación Primaria aún por aprobar. Desde luego, tiene madera. Ya sea para


triunfar en el mundo del motociclismo o para lo que se proponga. Con toda la vida por delante, de momento le va la velocidad. Said acaba de debutar en la modalidad de Alevín90 de la MIR


Racing Cup, la competición internacional que impulsó la escuela de pilotos Cuna de Campeones –Joan Mir, Jorge Martín, Pedro Acosta, Jaume Masià...– y que prepara a las futuras estrellas de


la competición. «Quiero correr algún día en MotoGP y ganar el campeonato, como mi ídolo Marc Márquez. Me encanta que no se enfada cuando falla, aprende de sus errores, su simpatía...»,


afirma el chico, único de la provincia en liza, a IDEAL tras completar la primera carrera de su brevísima trayectoria. «Llevo compitiendo menos de un mes. Me estrené en el circuito de


Kotarr, en la provincia de Burgos. Estaba nervioso, aunque quedé segundo. Me llegué a poner líder, pero tuve problemas con las curvas. Ganaré la próxima vez», añade. Más que arrogancia, el


chaval desprende motivación y autoconfianza a raudales. La moto no es ningún deber, sino un juego con el que matar el tiempo libre junto a su padre, el responsable que despertó su pasión por


el asfalto. «Él competía y me llevaba a sus eventos para estar juntos. Por entonces yo hacía kárate, pero me entraron ganas de probar y me enseñó a manejar la moto. Era pequeña y me encantó


la sensación, así que seguí y hasta hoy», explica. Cada vez que Said sale a rodar no lo hace solo. Maruan Pastò –el progenitor– actúa como entrenador durante sus prácticas en el RC Kart de


Atarfe. «También soy mecánico, psicólogo, aficionado...», bromea. Supervisa sus trazadas en pista, la inclinación del cuerpo sobre la moto, las necesidades del vehículo para correr al máximo


nivel... «Intento que compita con todas las herramientas posibles, aunque también intento rebajarle presión. Lo importante es que se divierta en el circuito», destaca. Así lo hace Said, que


exhibe sus habilidades cada vez que se sube a la moto. Pilota una 90 centímetros cúbicos que alcanza un pico de 110 kilómetros por hora, una velocidad endiablada que el chico controla a la


perfección. «Llamó mucho la atención en la competición. Por su estilo de conducción, que es el de los profesionales. Con tan escasa preparación y experiencia corrió más rápido y mejor que


otros niños de su categoría que llevan más años en academias», expone Maruan. Los Pastò preparan el resto de fechas de la MIR Racing Cup, previstas entre mayo y noviembre. En total, cuatro


carreras por delante de cara al título de Alevín90, una ilusión que concentra todos los esfuerzos del pequeño Said, pero sin descuidar lo más importante. «Lo primero son mis estudios. Falto


algunos viernes cuando tengo los libres, pero sé que el deporte es secundario. Además, si suspendo me penalizan en el torneo. La manera de llegar a MotoGP pasa por sacar buenas notas», asume


responsable el chico. MARTIRIO Además de alumno y deportista, Said también es hermano mayor. Ayuda a sus padres con Amira, de cinco años, e Idris, de apenas cuatro meses. La pequeña parece


que apuesta por la gimnasia, mientras que el bebé supone el nuevo objetivo del piloto. «Le voy a enseñar a montar en moto. Vamos a ser como los hermanos Márquez. Yo Marc y él, Álex», apunta


mientras su progenitora carga al menor de la familia no demasiado convencida. A Silvia Hoces se le encoge el corazón cada vez que su hijo acelera sobre la pista como toda madre, disfruta con


la felicidad de su pequeño, pero sufre como una condenada cuando se sube en la moto. «Intenté que tirara por las artes marciales. Hasta ganó medallas, pero las motos le apasionan. A mí me


cuesta horrores verlo competir a esas velocidades. Temo por que se pueda caer y se haga algo grave. Lo hablo con otras madres y me dicen que se pasa con el tiempo. Tendré que reducir mis


nervios...», se resigna. Said, que no pierde detalle, sale al rescate. «No me da miedo caerme de la moto. Ya me ha pasado. Una vez con la bicicleta me rompí la clavícula y tuve que llevar un


cabestrillo», apostilla como si nada. Entre entrenamiento y entrenamiento, el chico exprime su infancia. «Me encanta estar con mis juguetes. Tengo motos de Playmobil. Construyo los


circuitos con cajas de zapatos y a correr», revela. El motor copa su vida. Y si no sale bien... «Puedo probar en Fórmula 1», remata. Madera de campeón. Comenta Reporta un error Límite de


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