
Un aval de reacción para el granada | ideal
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El Granada se ha enganchado al vagón de aspirantes a la promoción con una victoria ante el Almería tan importante como carente de honores, un ... triunfo que no puede interpretarse como el
fin a su crisis, galopante durante casi todo el curso. Si lo importante es ganar, el conjunto granadino lo hizo; si pretende aumentar además su crédito, con el rendimiento ofrecido no lo
logra ni de lejos. El equipo de Fran Escribá sigue emitiendo señales borrosas, de confusión, de no saber en absoluto cómo interpretar el fútbol en sus diferentes escenarios. Los tres puntos
le vienen de perlas, pero mientras valora ese tesoro debería sacar algo de brillo a un destino en nada halagüeño si insiste en surcar sombras y dudas. ¿Méritos suficientes para ganar? Vaya
usted a saber. De todas formas, no sirve de nada especular sobre la justicia en el fútbol. El Granada ha vuelto a recuperar sus opciones de disputar el 'play off' con la gracia de
los dioses. Avalado por una mejora sustancial en su estadio, viaja con una pequeña mochila de milagros a su espalda. Hay fenómenos difíciles de explicar, pero como no deja de llamar con
insistencia a las puertas del cielo, se le pueden terminan abriendo. No, no hay ninguna legión de ángeles protectores en esta historia. El Granada se presenta como aspirante a una mayúscula
remontada que va concretando paso a paso. Es cierto que se juega con el balón, pero cuando es casi imposible domesticarlo, se impone quien invierte más sentimiento. Y el equipo más
imperfecto de los últimos tiempos consumió todas sus emociones. Además de argumentos, se necesita la gracia divina para esta aventura límite. Lo que se descubre es que los dioses no solo son
del Granada, sino que también juegan para él en la figura de unos futbolistas que se fabrican sus milagros. La grada entendió que el triunfo fue un buen regalo, una señal de que el viento
puede soplar a favor, que ahora hasta jugando mal se suman victorias importantes. El Granada arriba en el Carlos Belmonte con la relativa tranquilidad que le dio la victoria de la semana
pasada. Mecesita mejorar su imagen a domicilio, que ha sido bastante floja, y también adquirir más consistencia y regularidad. Ganar sería un espaldarazo tremendo. Para el equipo llega el
momento cumbre, la hora de la verdad. La cita no supone un partido más, es el partido con mayúsculas, donde fallar está prohibido. El Granada, ahora, está obligado a confirmar que esa
recuperación, tímida en lo futbolístico, tiene continuidad. Su rival de esta tarde es fuerte en su estadio y sobre todo es un equipo que no baja nunca los brazos. Al Granada le espera una
prueba muy exigente. Un examen final que no puede suspender.