
Un golpe de efecto en medio de la crisis | ideal
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El día siguiente a la derrota con el Eibar resultó movido, pero nada comparable con lo que estaba por llegar. Hubo un hecho noticioso que ... para muchos pasaría desapercibido. El Watford,
el equipo inglés de Gino Pozzo, anterior propietario del Granada, firmó como entrenador a Paulo Pezzolano, ex del Valladolid. La curiosidad es que, hace unos meses, a ese equipo iba Pacheta,
pero problemas con su permiso de trabajo abortaron esta posibilidad. Tiempo después, el que aterrizó fue su sustituto en el Valladolid, precisamente. Pacheta forma parte de un escaso grupo
de técnicos que se ha quedado esperando opciones de Primera división. En este se encuentra Sergio González, al que una operación médica le ha tenido en recuperación; y Francisco Rodríguez,
el almeriense que acaba de recalar en el Santos Laguna mexicano y que fue tentado por el Granada antes de la llegada de Diego Martínez. Así las cosas, Pacheta llevaba sin trabajar desde que
cayó en el Villarreal y tampoco le convenció una reciente oportunidad en Oriente Medio. Recientemente, cambió de agencia de representación y en este contexto de espera estaba cuando el mismo
martes recibió una llamada de Alfredo García Amado. Para el asturiano, Pacheta habría sido el técnico ideal para arrancar la campaña, pero Matteo Tognozzi tuvo otra consideración. Cuando
Guille Abascal cayó en desgracia, Amado volvió a llamarlo, pero Pacheta no lo vio claro. El paso de los meses ha permitido un cambio de talante y un inusitado golpe de efecto por parte de la
dirección del club, que sabe que trae a alguien carismático. En un momento de crisis profunda, con el equipo echando el objetivo por alto y la afición de uñas contra los del palco, el
Granada se saca un as de la manga que como poco sienta las bases de futuro del equipo. De repente, se despierta cierta expectativa en este final liguero ante la fama de motivador del
burgalés, porque poco podrá profundizar en lo táctico. Lo normal ya es quedarse fuera del 'play off', pero queda una última bala. Sí contará con margen para diseñar el ejercicio
del mañana, en el que el plantel experimentará una lógica transformación por la necesidad de fichajes ante las inminentes salidas, entre los que acaban contrato y los que entren en ventas.
La desazón de la masa social no se aplaca, pero al menos comprueba que los dirigentes se apartan de lo heterodoxo y abrazan lo coherente, que no es garantía de éxito, pero al menos aparca lo
excéntrico. Fran Escribá, tras lo del lunes, tenía su crédito a cero. Se va agradeciendo a algunos y despotricando de otros, abonando tesis críticas. Tanto patinazo debería de dejar
enseñanzas a todos.