Los médicos del futuro en granada se entrenan con simuladores | ideal

Los médicos del futuro en granada se entrenan con simuladores | ideal


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'Los juegos del hambre' existen más allá de los libros y la gran pantalla. En Granada, sin ir más lejos. Para demostrar sus habilidades, ... futuros médicos compiten unos contra


otros en una batalla a contrarreloj que cada semana tiene lugar en la facultad de Medicina de la Universidad de Granada. En una de las torres, está el Centro de Simulación Clínica. Allí hay


una zona de consultas que reproduce la dinámica de un centro de salud. Hay siete puertas y un joven en cada una. Entran todos a la vez. Cuando acaban, salen todos a la vez. Y pasan a la


siguiente. Tienen que «hacer la rueda». Es por eso que los propios estudiantes han bautizado este simulador de alto nivel como 'Los juegos del hambre', aunque cuentan con algunas


pistas. Junto a la puerta, un cartel explica lo que van a encontrar en la consulta. En cada estación hay una situación clínica diferente –dolor abdominal; cefalea; dolor torácico; fiebre–.


Sobre la misma, una luz verde indica que ya se puede entrar. En el interior espera un actor o actriz que se ha aprendido el papel. Cuenta lo que le pasa al 'doctor' y este tiene


que conseguir averiguar qué le ocurre y por qué. Para ello, tienen entre cinco y ocho minutos. La luz va cambiando de color. Rojo: dos minutos. Azul: un minuto. Amarillo: treinta segundos. Y


se acabó. «Durante la prueba, dentro de la consulta, además del 'médico' y del 'paciente', también hay otro alumno que ejerce de evaluador. Se sienta al otro lado de la


mesa y, en un ordenador, maneja una lista con varios ítems. Su deber es comprobar si el examinado es capaz de dar con el diagnóstico y si hace las preguntas correctas y en el orden


adecuado», explicó el profesor del departamento de Medicina, Pedro Romero, durante la visita de IDEAL. También se puede hacer prácticas «de uno en uno». Allí se prueban estudiantes de tercer


curso, en Bases de la Medicina Interna II, y de sexto, que a final de carrera hacen el ECOE (examen clínico objetivo estructurado), que incluye doce estaciones clínicas. CONTROL POR CÁMARA


El punto es demostrar las habilidades adquiridas a lo largo del Grado de Medicina, «desde dar una mala noticia hasta afrontar un brote psicótico». Todas las salas tienen cámaras, lo que


permite hacer seguimiento desde la sala de control, donde un técnico monitoriza la actividad. No obstante, el Centro de Simulación Clínica es mucho más que esta zona de consultas. «Hay


laboratorios de ecografía, de intubación y de espirometría, por ejemplo. Cada uno tiene capacidad para unas veinte personas, por lo que puede haber 100 o 120 simultáneamente, según el equipo


que se utilice», apuntó. Esta redacción coincidió con un grupo de alumnos de segundo de carrera que aquel día se enfrentaba por primera vez a pruebas clínicas. Tenían conocimientos de


anatomía, fisiología y otras cuestiones, pero nunca antes habían pisado los simuladores de la facultad. Estaban visiblemente nerviosos. Por fin iban a aprender a monitorizar a un paciente en


la UCI, tomarle la tensión arterial, explorarlo, auscultarlo... «Es importante que sepan reaccionar ante un ataque de asma o una insuficiencia respiratoria. Pero primero tienen que


identificar la normalidad para saber cuando salta la alarma. Si eres capaz, ya tienes muchísimo hecho», consideró el también profesor de Medicina Tomás Muñoz. Ese es «el primer paso contra


la enfermedad». TAMBIÉN APRENDEN A USAR UN ECÓGRAFO PORTÁTIL QUE SE CONECTA AL MÓVIL Y REALIZAN INTUBACIONES Y ESPIROMETRÍAS El recorrido continuó en el laboratorio 13. El profesor


Bernardino Alcázar enseñaba a alumnos de otros cursos a manejar las vías aéreas, precisamente, lo que puede ser «muy estresante» si no se ha practicado previamente. «Está un hombre


insconsciente, crítico, sin respirar en ese momento. Cuanto menos tardes, mejor. Es tiempo dependiente. Aprender a hacer eso en poco tiempo de forma segura es vital», aseveró. Les mostró


técnicas convencionales con las que «las primeras veces el porcentaje de errores era muy alto» y también más modernas, con cámara, que elevan los aciertos «por encima del 90%». Pero hay


otras cuestiones que también son «de vida o muerte, como leer una ecografía». LA FAMOSA 'BUTTERFLY' La facultad cuenta con material de alto nivel. La tecnología evoluciona


rápidamente y hay que estar al día. Los alumnos presumen de la 'Butterfly' (mariposa en inglés), un ecógrafo portátil. «Es súper útil en el hospital porque lo llevas en el bolsillo


y no tienes que mover al paciente de sitio. Se puede conectar al móvil o la tablet y tiene distintos modos para ver los flujos en arterias o venas o el pulso», señaló la estudiante de


Medicina Nikola K. Olechowska mientras practicaba con un compañero. Con este aparato, que cuesta unos 3.000 euros –tienen doce–, pueden evaluar cualquier parte del cuerpo menos el cerebro.


También cuentan con uno de última generación, Bimedix, que reconstruye la imagen vectorizada y alcanza los 60.000 euros. LA ZONA DE CONSULTAS ES 'LOS JUEGOS DEL HAMBRE', SEGÚN LOS


ALUMNOS, QUE DURANTE LA PRÁCTICA ROTAN POR 8 ESTACIONES DISTINTAS En Medicina, también practican espirometrías. Los estudiantes se organizan y reclutan a otros para hacerles pruebas y


analizar sus datos. Ya llevan 800. «Hacemos seguimiento cada cuatro meses. Hay gente con capacidad pulmonar baja que gracias a esto se plantea hacer deporte. Nos ayuda a mejorar la salud»,


comentó José de la Torre, de quinto curso. Actores y simuladores de robótica avanzada, una especie de maniquíes interactivos que se controlan en remoto, son claves en la formación. Con los


últimos, además, se puede diseñar cada situación al detalle, acercándola al máximo a la realidad. En Granada, los futuros médicos se entrenan con simuladores.