Pasión de yunque y fragua | ideal
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES
Play all audios:

Comenta Compartir Hoy mi pulso parpadea ante el Triduo Pascual, ese tiempo en el que el cristianismo conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, ... constituyendo el
cenit de la Semana Santa y del año litúrgico. Indistintamente de los grados y modos de las creencias es difícil no sentir el desbordante resonar de todo lo que supone la Semana Santa en
nuestra particular liturgia de las horas. Hablamos de una manifestación social, simbólica y religiosa, rica, compleja, diversa y polisémica, intrínsecamente unida al simbolismo de la
primavera, metáfora de la victoria de la vida sobre la muerte. Es una celebración caleidoscópica donde existen varias realidades, diferentes dimensiones, como ocurre en toda nuestra
religiosidad popular, donde junto a lo religioso, hay un germen identitario (desde la perspectiva personal, familiar, de barrio, de la localidad,..) que refleja los sentires, las pasiones
del pueblo, sus 'ayes'. Es un hecho 'social total', como indica el catedrático de antropología Isidoro Moreno. Una manifestación que tiene una médula espiritual y que
está conformada por el contenido religioso, emocional, estético, artístico, convivencial, costumbrista,.., que vive un gran auge en su aspecto cofrade y que se convierte en un masivo foco
consumista y en un importante producto turístico. Simboliza tiempo de vacación y descanso Para otros es un detonante para la 'escapada' ante el profuso desbordamiento y bullir
procesionista. En cuanto a la celebración, como dice el catedrático de Antropología Social, Salvador Rodríguez Becerra, hay muchas formas de vivir la Semana Santa y desde luego no pueden o
no deben considerarse unas superiores a otros, ya que todas constituyen importantes expresiones del patrimonio cultural, artístico, inmaterial y religioso de las sociedades que las celebran.
Ahora bien, siendo en sí mismas una respuesta a la globalización, ocurre en distintas partes una significativa mimetización del fenómeno cofrade que está difuminando la propia
idiosincrasia. Pero en la poliédrica mirada ante estos días no me sustraigo a sentir su lado catártico. Hay un hálito de estremecimiento en esta tríada pasional, que se hace ecuménica, que
la convierte en una viva y sagrada pulsión hirientemente redentora. Hay un algo por encima del lado frívolo de la celebración procesional, que como decía ya en 1922 el periodista y escritor
Chaves Nogales: «contrariando este abigarrado panorama, hiende el aire la recia humanidad de una saeta. Desaparece el cromo, y el alma se abre en una inmensa flor de misticismo», Hay un
susurro en estos días, en el sahumerio de su luz, en su 'noche oscura', que me hace buscar un destino incomprensible, querer tocar el misterio de un amor 'hasta el
extremo', que de significado a mi existencia. Siento hondo a León Felipe: «Hazme una cruz sencilla carpintero, (…) que se vean desnudos los maderos, desnudos y decididamente rectos. Los
brazos en abrazo hacia la tierra, el astil disparándose a los cielos. Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto, este equilibrio humano de los dos mandamientos. Sencilla,
sencilla,… hazme una cruz sencilla carpintero». Y me viene al pecho esa suite poética de Antonio Carvajal: «Paráfrasis de las siete palabras de Cristo en la cruz», obra para ser recitada con
la música de Franz Joseph Haydn, compositor vienés que hacia 1780 recibió el encargo de crear la música para acompañar un oficio de Viernes Santo consagrado a la meditación sobre las siete
palabras (más bien, siete frases) que pronunció Cristo en la cruz; para ser interpretada en el ascético oratorio de la Santa Cueva de Cádiz. Lean esta «paráfrasis…» que está en el libro
Miradas sobre el agua (Madrid, Hiperión, 1993), o asistan si pueden a escucharla con la música de Haydn y la voz de Carvajal. En ella la noche es metáfora que enciende las pupilas: «Siempre
te tuve en brazos cuando tú no nacías, / cuando tú no llorabas, fuente sellada y pura, / como tú me abrazabas, como tú me mecías/ en el jardín cerrado bajo la noche oscura. (…)». Sí, hoy la
primavera es noche que se hace fragua y yunque. Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora
mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos. Volver a intentar Sesión cerrada Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por
seguridad, se cerró la última sesión en este. Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo. Este contenido es exclusivo para suscriptores ¿Tienes
una suscripción? Inicia sesión Comenta Reporta un error