David Baños: La pasión | Ideal

David Baños: La pasión | Ideal


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La semana santa es la representación de la pasión, la que protagonizó Cristo desde su entrada en Jerusalén hasta su resurrección. Claro, también se puede ... sentir pasión por la semana


santa. Pasión por las hermandades y cofradías, sus imágenes titulares, estaciones de penitencia, por los pasos, el olor a incienso, la luz de las velas, los colores y olores de las flores,


por la música, las saetas, la gastronomía de vigilia y los dulces típicos de estas fechas. Se me hace la boca agua solo de pensar en roscos, torrijas, pestiños o borrachillos. Una palabra


tan corta puede significar, según la Real Academia de la Lengua, padecimiento o preferencia e inclinación por una perdona o cosa. Así, uno siente pasión por el amor de su vida, por sus


hijos, su familia, por un equipo de fútbol, un tipo de música, alguna comida, hobbie o afición. Incluso, y es lo preferible, se puede sentir pasión por el trabajo que haces a diario ¿Es


usted de los que sale de casa con la sonrisa puesta desde bien temprano o de los que van mirando al suelo, pensando lo lejos que está aún el sábado? La pasión es tan importante para nosotros


que hay una flor con este nombre ¿La conoce? Se trata de una planta trepadora que los cristianos asocian a la pasión de Cristo. Sus diversas partes son vistas como un símbolo de la


flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. La trajeron de América los colonizadores y a lo largo de la historia ha tenido usos medicinales. Por si una flor fuese poca cosa, esta


planta también produce la fruta de la pasión. Así es como llamamos a la maracuyá. Tiene un sabor agridulce y un aroma intenso. Puede consumirse cruda, en zumo, batido o mermelada. En


Sudamérica hasta se encuentra como sabor principal de algunas bebidas refrescantes. Es rica en vitamina A y C, así como en carotenos. Decía el artista holandés Vincent Van Gogh que prefería


«morir de pasión que de aburrimiento». La pasión es una emoción que puede estar presente en muchas áreas de la vida, impulsando a las personas a actuar con tenacidad y obsesión. Consigue ser


un motor para lograr grandes cosas y motiva a las personas a tomar riesgos y superar desafíos. Incluso proporciona alegría, satisfacción, dando sentido a la vida. Decía Aristóteles que las


pasiones humanas eran diez: la vergüenza y la desvergüenza, la emulación, la indignación, la persuasión, la calma, el amor y el odio, la compasión, la envidia y la ira. Si no se tiene


cuidado, la pasión también puede convertirse en una fuerza destructiva, que lleva al sufrimiento y la angustia. Así que hay que ponerle ganas a las cosas importantes, aunque no podemos


centrarnos sólo en hacer aquello que nos apasiona. Si estos días está de vacaciones, disfrútelos apasionadamente ¿Le toca trabajar? Hágalo con todas sus ganas, póngale pasión y las cosas


saldrán mejor. Si va a salir de penitente, de costalero, de mantilla, con el tambor o la corneta, hágalo también con pasión. Es necesaria para vivir y ser felices. Grandes dosis del


ingrediente de la pasión y de otro ingrediente esencial que se llama responsabilidad. Para que mi pasión no invada la tuya. Como siempre sucede con las cosas importantes, en el equilibrio


está la clave de un resultado positivo.