
Socialité | Ideal
- Select a language for the TTS:
- French Female
- French Male
- French Canadian Female
- French Canadian Male
- Language selected: (auto detect) - FR
Play all audios:

Sublime neologismo aplicado, en el ámbito de la 'horterité' nacional, a personajes mitificados por vía televisiva con vistas –mediante un despliegue de 'looks' de
impacto, ... de cotorreo vanilocuente y postureo de 'influencers'– a catequizar al pueblo llano en el culto a un modelo socio-comercial de felicidad acorde con los estereotipos de
la clase alta. El desajuste semántico de este calco, razón de su comicidad, reside en que se trata de un concepto abstracto no personalizable, como corresponde a los sustantivos femeninos
sufijados en 'té' en francés y 'dad' en español. Las excepciones a la regla suelen coincidir: una celebridad –une célébrité–, una beldad –une beauté–, una calamidad o una
nulidad como persona –une calamité, une nullité–. En español tenemos sociabilidad y socialidad, prácticamente sinónimos de cordialidad, educación, simpatía y demás. Lo mismo ocurre en
francés con 'sociabilité' y 'socialité', o sea conjunto de lazos sociales derivados de la capacidad del ser humano de vivir en sociedad. Pero hete ahí que hoy en España
se puede ser, así porque sí, por su cara bonita, o merecidamente de tanto exhibicionismo mediático, 'una socialité' por todo lo alto –ya sea hombre o mujer–, algo que, si fuéramos
serios, debería entenderse como mero choteo del tópico antañón de la presunta excelencia de lo francés, y no un título casi honorífico para determinado público televisivo. Una ironía
reminiscente de tiempos de pelusa española tras imponerse Francia política, militar y culturalmente en Europa, y de ahí en el mundo, suplantando su idioma al latín como lengua oficial de la
diplomacia y provocando en España, durante los siglos XVIII y XIX, tal penetración en todos los órdenes que motivó la reacción ideológica conocida como casticismo, cuya impronta sigue
coleando hoy en las mentalidades más rancias. Bien es verdad que ahora le ha tocado al inglés dominar en todo el orbe, y con aún mayor pujanza. El recurso no es nuevo. Hay otros sustantivos
acabados en 'é' calcando la lengua vecina, como llamar 'matiné' –matinée– a una sesión matinal, o, para rechifla de la misma, hacer algo 'a la remanguillé', es
decir, disimuladamente para obtener algún provecho, tener un ojo 'a la virulé', o sea pocho, o incluso juntarse carnalmente 'a la revolvillé' para ciertos regocijos
colectivos. Es evidente que aquí, más que de etimología hay que hablar de 'emitología' para indagar en el origen de estos divinos 'palabros', a los que debemos reconocer
su bien ganado hueco en un idioma con tanta solera como el nuestro.