
Así son las carretas en el camino de la hermandad de granada | ideal
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Álvaro de la Torre Araus Granada Sábado, 31 de mayo 2025, 10:51 | Actualizado 11:06h. Comenta Compartir Granada se viste de romero y esperanza en esta última mañana de mayo. Con el horizonte
iluminado por la luz de la madrugada de Pentecostés, los romeros de la hermandad del Rocío de nuestra ciudad inician su peregrinación hacia la Aldea. Este año, 2025, las ganas de celebrar y
compartir la fe han incrementado el número de peregrinos que emprenden el viaje desde la iglesia de San Pedro y San Pablo en el bajo Albaicín. Una mañana llena de detalles como a la altura
del final de la Acera del Darro donde el Grupo Joven ha preparado una emocionante «petalá» cuando pase el Sinpecado tras la solemne Misa de Romeros. A lo largo del camino, que une la ciudad
con la emblemática aldea , la tradición florece en cada paso, y son 700 romeros los que, con devoción y entusiasmo, comienzan esta travesía hoy. El cansancio no es un obstáculo cuando la fe
y la ilusión se entrelazan en cada corazón. Las carretas, símbolo de esta experiencia, han evolucionado con el tiempo, ofreciendo un descanso más placentero y llevadero a todos estos
granadinos que durante unos días vivirán una experiencia que perdura para siempre. Este año, 55 carrozas acompañan la ruta, convirtiéndose en el vehículo ideal para compartir una aventura
que dura días. Cada carreta, como «La Carreta de la Agüela», lleva consigo no solo provisiones, sino también sueños y anhelos. La familia de romeros compuesta por Esperanza, Antonio Pino,
Pilar, Ismael, Javier, Manuel y Antonio se enfrenta a su primer Rocío con la alegría contagiosa de su juventud, pero con una eficiente organización de la logística. Su primer Rocio pero
muchas horas de trabajo y dedicación de estos jóvenes a la Semana Santa de Granada ha hecho que no se les olvide ningún detalle. El arte de aprovechar cada rincón del vehículo es clave;
hasta 12 personas pueden compartir la magia de la experiencia. Los detalles cofrades se observan en un bello retrato del Señor de la Humildad. Durante las primeras horas del trayecto, el
ambiente se llena de risas, historias y el aroma de la comida tradicional, que se prepara con mimo. Desde alimentos no perecederos y bebidas envasadas, hasta ropa cómoda —incluyendo prendas
para el sol y la lluvia— cada detalle está pensado para garantizar un viaje placentero. Por supuesto abanícos y los trajes de flamenca. La higiene y la seguridad son también primordiales,
con botiquines que cuidan de cada integrante del grupo. A medida que avancen hacia su destino, las carretas se convierten en refugios donde el descanso y la camaradería se fusionan bajo las
estrellas del camino. Días de preparativos, compras de material de primeros auxilios, y una inmensa dosis de ilusión son parte de lo que viven todos los romeros. La emoción de ser parte de
algo mayor, unida a la tradición y la espiritualidad del Rocío, transforma cada instante en un recuerdo imborrable. En este camino, el tiempo parece detenerse, y cada paso hacia la Aldea se
convierte en un acto de amor compartido, una celebración de la vida y de la fe en la comunidad. Así, con el alma llena de esperanza y el corazón dispuesto a disfrutar, los romeros de Granada
se adentran en su peregrinación, listos para vivir la mágica experiencia del Rocío. Comenta Reporta un error