
El pp de aznar controlará la campaña del país vasco
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Las dos almas del PP se medirán en las elecciones en Galicia y País Vasco del próximo 12 de julio. Serán la oportunidad de confrontar estrategias y discursos, la moderación, representada en
Alberto Núñez Feijóo, frente al PP de José María Aznar, que siempre ha simbolizado Carlos Iturgaiz. Son dos contextos completamente diferentes desde el punto de vista electoral porque en
Galicia el PP gallego aspira a que Feijóo revalide su cuarta mayoría absoluta, utilizando su gestión del coronavirus, y en el País Vasco piden contener la debacle. Galicia fue la primera
comunidad en comprar material sanitario y en medicalizar las residencias y ha sido la primera que levantar el estado de alarma. En el País Vasco el PP se juega la supervivencia en la
coalición con Ciudadanos (Cs), que provocó una crisis en la organización regional y la salida de su líder, Alfonso Alonso. Como salida Pablo Casado eligió como candidato a «lendakari» a
Carlos Iturgaiz, ex eurodiputado, al que Casado sacó de la lista al Parlamento Europeo, y ex presidente del PP vasco. Iturgaiz es una persona muy respetada entre los populares vascos, pero
representa al PP de Aznar, de Jaime Mayor Oreja o de María San Gil. Es decir, al PP opuesto al PP de Alberto Núñez Feijóo. La centralidad y la moderación identifican también a otros
dirigentes autonómicos, como el presidente de la Junta andaluza, Juan Manuel Moreno, o el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Feijóo juega sobre seguro en Galicia. Las
encuestas le sonríen y la buena gestión de la crisis sanitaria le ha aupado aún más en los sondeos. Su victoria será el triunfo del PP moderado, que condena abiertamente a Vox, y que
cuestiona que el partido se aleje de la centralidad, como ocurrió en la primeras generales de Pablo Casado, para competir por la derecha con Santiago Abascal. La campaña de Feijóo se
ajustará a estos parámetros. Está hecha en Galicia, con autonomía, y el peso de la presencia nacional será muy pequeño, aunque cuente con la obligada participación de Pablo Casado y de otros
dirigentes nacionales menos marcados por el «aznarismo». La campaña vasca la controlará Génova. La dirección nacional se ha hecho cargo del partido de manera implícita, sin usar la
víaformal de la gestora, hasta que en un próximo congreso regional se oficialice la sucesión de Alonso, dirigida desde Madrid. Aquí sí que será necesario el desembarco del PP nacional, y en
los actos estarán referentes del «aznarismo» como la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Las listas las condicionó Génova, igual que impuso el pacto con la formación naranja
que permite a Cs entrar en esas candidaturas y aspirar a tener presencia en el futuro Parlamento vasco. A pesar de que a día de hoy sea un partido que está fuera de todas las instituciones
y tampoco tiene representantes en el Congreso por esta circunscripción. Casado tendrá mucha presencia en esta campaña, como otros dirigentes nacionales más identificados con el discurso más
fiel a la línea dura. Si los sondeos aciertan, la noche electoral puede ser difícil para el PP vasco. La clave y donde se medirá el éxito o el fracaso de esta operación es en si suman votos
con la alianza con Ciudadanos o si restan. Los pronósticos no son halagüeños porque todos auguran una caída de la coalición diseñada en Madrid. Génova argumenta que es una operación a más
largo plazo porque era un paso necesario para luego forzar el acuerdo nacional. Pero Cs parece que está cogiendo un camino propio en esa arena nacional.