El «antibiótico» para estabilizar el sistema tras el apagón subirá unos 6 euros al mes la factura de la luz | las provincias

El «antibiótico» para estabilizar el sistema tras el apagón subirá unos 6 euros al mes la factura de la luz | las provincias


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A la espera del diagnóstico definitivo del origen del apagón, el paciente -como así lo definieron esta semana Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica, ... y Sara Aagesen, ministra para


la Transición Ecológica y el Reto Demográfico- sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con un tratamiento preventivo para mantenerlo estable. El paciente es el sistema energético y


el tratamiento -«antibiótico», como lo llamó la responsable de la política energética del país- es la inyección de gas para «dar estabilidad al mix», apuntan fuentes del sector. «La solución


es de amplio espectro y muy cara», añaden. NEWSLETTER Desde el pasado 29 de abril hasta el 29 de mayo, Red Eléctrica ha inyectado al sistema 2.276 gigawatios (GW) de gas a través de las


plantas de ciclo combinado, casi el doble del mismo periodo del año anterior, cuando la cifra alcanzó los 1.578 GW, un 44% más. Este giro de 180 grados del operador del sistema amenaza con


aumentar la factura de la luz de hogares y también de empresas. Hasta que se identifiquen las causas concretas del apagón -algo que, según los expertos, podría tardar aún varios meses-, el


mercado operará con extrema precaución. Esta estrategia preventiva consiste, fundamentalmente, en garantizar la incorporación al sistema de centrales de gas, hidroeléctricas o nucleares,


incluso cuando la demanda eléctrica, como ocurrió durante el apagón, podría ser cubierta mayoritariamente por fuentes renovables. La herramienta de los servicios de ajuste permite modificar


el programa de producción de energía para garantizar la seguridad de la red. Noticias relacionadas Este mayor intervencionismo en la red supondrá un impacto en el mercado regulado (también


conocido como PVPC) por los servicios de ajuste y las restricciones técnicas. Los expertos consultados cuantifican este aumento en las facturas de los hogares en unos 5,8 euros al mes, lo


que supondría añadir un mes más al año, y advierten de que el sector industrial es el que sufrirá un mayor impacto. «La tarifa que pagan las industrias en España por la electricidad es mucho


más cara que la que pagan en Alemania o en Francia», señala José Ignacio Linares, profesor de Ingeniería Energética en la Universidad Pontificia de Comillas. No obstante, fuentes del sector


energético apuntan a que esta subida puede tener carácter temporal, ya que el incremento de la demanda que se produce en verano, normalizará estos precios. «Lo que nos importa es ver un


precio medio anual», destacan. Y recuerdan que los consumidores que están en el mercado libre seguirán pagando lo mismo hasta que toque actualizar su contrato. EN PIE DE GUERRA El cambio en


el mix energético amenaza con encarecer la factura de la luz para el cliente final, pero no es el único factor que se reflejará en el precio mensual. La mayor participación de tecnologías de


respaldo (ciclo combinado, hidráulica y nuclear) en lo que se denomina mercado de ajuste o de restricciones técnicas ha provocado un aumento considerable en los costes que asumen las


comercializadoras tras el apagón. Estas empresas están viendo cómo sus cuentas de resultados podrían verse lastradas por esta situación, ya que no pueden trasladar esos importes directamente


a los clientes. Según ESIOS, la plataforma de Red Eléctrica con datos hasta el 30 de mayo, estas restricciones han supuesto un incremento de 447 millones de euros con una repercusión de


27,3 €/MWh al coste de electricidad para los consumidores en lo que llevamos de año. LAS COMERCIALIZADORAS DE ENERGÍA ADVIERTEN DE QUE EMPEZARÁN A TRASLADAR EL SOBRECOSTE A LOS CLIENTES Por


este motivo, la ACIE -la asociación que agrupa a muchas comercializadoras independientes en España- ha enviado una carta a Red Eléctrica y al Gobierno mostrando su preocupación por una


situación en la que se sienten claramente perjudicadas. Ante esta incertidumbre, algunas de estas compañías plantean que no les queda más opción que pasar a la acción: trasladar ese


sobrecoste a las facturas de sus clientes, subiendo el precio de sus ofertas y cobrando más caro el megawatio en las renovaciones, con el riesgo de perder clientes.