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Que el Valencia ha hecho una segunda vuelta digna de tener números de Europa es algo muy meritorio. Todo ello cuando el equipo estaba hundido ... en diciembre, en el fondo de la

clasificación, siendo colista y con el miedo de la Segunda División en el cuerpo. Sin embargo, esta remontada tan espectacular no se entiende sin un nombre propio: Carlos Corberán. El de

Cheste llegó al equipo tras la destitución de Rubén Baraja, provocada por el empate en casa ante el Alavés (2-2). Los de Mestalla estaban penúltimos, empatados a puntos con el Valladolid,

que era el farolillo rojo de la competición. Desde entonces, sumaron 33 puntos que les han servido para terminar en 12ª posición. El trabajo de Corberán estos meses ha sido inmenso, no solo

reconocido por la afición, sino también por compañeros de profesión. Manolo González ha sido uno de ellos. El técnico del Espanyol, preguntado por si cree que Claudio Giráldez merecía el

premio revelación al entrenador de LaLiga, fue tajante, señalando que el reto que ha afrontado Corberán en Valencia ha sido mucho mayor y que debería valorarse más: «Coger a un equipo

destrozado como lo cogió él a mitad de temporada, porque siempre digo que cogerlo a mitad de temporada es mucho más difícil que al principio, y hacer lo que hizo tiene muchísimo mérito. Lo

que hizo es muy difícil, tiene un mérito tremendo por la presión que hay en Valencia y porque su equipo incluso acabó jugando muy bien», manifestó. En su enfrentamiento particular, que

sucedió en la jornada 33 de LaLiga, ninguno salió victorioso, ya que el Espanyol se adelantó primero gracias a Javi Puado, pero los valencianistas consiguieron empatar con un gran gol de

Javi Guerra. En la primera vuelta no vieron cara a cara, ya que en esos momentos, el técnico de los blanquinegros era Rubén Baraja.