Jazmín de noche | La Verdad

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La primavera nos inunda con aromas de plantas, minimizados durante el largo invierno. De noche o al amanecer o a veces a mediodía, nos inundan ... los volátiles de Jazmín, Lavanda, Albahaca,


Romero, Galán de noche, Madreselva o flor de azahar, entre ellos. Tomando como referencia el jazmín, examinaremos las razones para que ocurra en los momentos señalados. El jazmín, planta


perteneciente al género Jasminum de la familia Oleaceae, es ampliamente conocido por la intensidad de su fragancia, especialmente perceptible durante las horas nocturnas. Este fenómeno no es


casual, sino el resultado de un complejo mecanismo biológico asociado a la reproducción de la planta, así como de una interacción sofisticada entre su fisiología y el entorno atmosférico.


La intensificación de su aroma por la noche representa una estrategia evolutiva orientada a maximizar el éxito de su polinización, al tiempo que constituye un fenómeno sensorial que ha


capturado el interés de diversas disciplinas, desde la botánica hasta la antropología cultural. Desde el punto de vista fisiológico, el jazmín libera una serie de compuestos orgánicos


volátiles (COVs) que conforman su perfil aromático característico. Entre los principales se encuentran el linalol, el indol, el benzoato de bencilo y el jasmonato de metilo. Estos compuestos


son sintetizados en las glándulas osmóforas de las flores y su liberación se ve regulada por ritmos circadianos que responden a estímulos ambientales como la luz, la temperatura y la


humedad relativa. Respuestas Durante el día, la actividad metabólica de la planta se orienta hacia procesos como la fotosíntesis y la captación de energía lumínica. Sin embargo, al caer la


noche, muchas especies de jazmín inician un incremento significativo en la emisión de sus COVs. Este patrón está sincronizado con la actividad de sus principales polinizadores: insectos


nocturnos, especialmente polillas de la familia Sphingidae, que poseen un agudo sentido del olfato y son atraídos por señales químicas volátiles más que por señales visuales. La eficacia de


esta estrategia depende también de las condiciones físicas del entorno. Por la noche, la temperatura ambiental desciende y la atmósfera se torna más húmeda. En estas condiciones, los


compuestos volátiles se dispersan más lentamente, lo que permite una mayor concentración de aroma en el aire y una mejor percepción por parte de los polinizadores. Además, la reducción de


corrientes térmicas verticales favorece que las moléculas aromáticas permanezcan cerca del suelo, aumentando su alcance horizontal. Diversos estudios han demostrado que esta sincronización


entre la liberación de aroma y la actividad de polinizadores específicos incrementa significativamente la tasa de fecundación cruzada. Este tipo de polinización, a diferencia de la


autopolinización, promueve la diversidad genética y, por tanto, la adaptabilidad de la especie frente a cambios ambientales o patógenos. Más allá del ámbito botánico, el aroma nocturno del


jazmín ha sido objeto de múltiples interpretaciones en contextos socioculturales. En varias tradiciones asiáticas y mediterráneas, su fragancia está asociada con lo sagrado, lo íntimo o lo


amoroso. Estas asociaciones no son meramente simbólicas: desde la neurociencia se ha demostrado que ciertos compuestos aromáticos pueden activar regiones cerebrales vinculadas a la memoria y


la emoción, como el sistema límbico, produciendo respuestas afectivas intensas. Desde el punto de vista ecológico, el jazmín puede ser clasificado dentro del grupo de las «flores nocturnas


aromáticas», que incluyen especies como Cestrum nocturnum (galán de noche) o Datura spp.. Todas ellas comparten el rasgo adaptativo de emitir señales olfativas intensas durante la noche, lo


que constituye un caso paradigmático de coevolución entre plantas y polinizadores. Este fenómeno también plantea preguntas relevantes para la agronomía y la industria del perfume. La


identificación de los compuestos responsables del aroma del jazmín ha llevado a su síntesis en laboratorio, permitiendo su aplicación en perfumería de alta gama. Asimismo, comprender los


mecanismos que regulan la emisión nocturna de estos volátiles puede tener implicaciones para la mejora de cultivos ornamentales o para el diseño de jardines urbanos con impacto sensorial


planificado. La fragancia nocturna del jazmín no es un simple fenómeno estético, sino el resultado de una adaptación evolutiva altamente eficiente. La interacción entre fisiología vegetal,


ecología, química del ambiente y percepción sensorial convierte a esta flor en un caso ejemplar de cómo la naturaleza desarrolla soluciones complejas a problemas de reproducción,


comunicación y supervivencia. Al mismo tiempo, el impacto cultural y emocional de su aroma demuestra que la Ciencia y la experiencia humana no están separadas, sino entrelazadas en la


comprensión del mundo natural. La emisión nocturna del aroma del jazmín: una estrategia evolutiva y un fenómeno sensorial