
'huríes', el sacrificio sin cordero | la verdad
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A tenor de los tiempos, resulta un acto heroico llamar a las cosas por su nombre. Lo ha hecho Kamel Daoud en 'Huríes', premio Goncourt ... del año pasado, una novela íntima y
violenta que adquiere el compromiso de contar la verdad, de usurpar de la realidad los adornos y las justificaciones buenistas. Íntima, porque es la voz de una mujer (acaso la voz de todas
las mujeres) que sufre y alcanza una injusticia secular. Violenta, porque la narración se enfrenta a diversos problemas sistemáticos de la sociedad argelina: el machismo, la ignominia, la
falta de libertades y los problemas de memoria colectiva. Cabaret Voltaire continúa con su excelente trayectoria de publicar en español voces francesas que hablan desde los márgenes, desde
el punto de vista de una inmigración incómoda, que se atreve a ser libre más allá de los pesos del islam y de los racismos occidentales. 'Huríes', junto al ciclo biográfico de
Leila Slimani, es el mejor ejemplo de los últimos tiempos. Daoud construye un relato complejo, en el que una víctima de la guerra civil argelina (que duró toda la década de los años noventa)
relata en primera mano su experiencia. De ahí nace la sangre que mancha todo el relato, que se va colando en la conciencia del lector. Con cinco años, la narradora sufrió un atentado en el
que asesinaron a toda su familia. Ella sobrevivió porque cerró los ojos. Se hizo la muerta. Su primera muerte para vivir. El terrorista que le cortó el cuello no logró culminar el sacrificio
religioso, como los corderos en el final del Ramadán. Le quedó una sonrisa trágica en el cuello, la pérdida del habla y una marca moral de por vida, la de un país, Argelia, que mira hacia
otro lado cuando se encuentra con el pasado, que calla ante los gritos sordos de las víctimas. 'Huríes' va mucho más allá de la construcción de una memoria que pretende rescatar.
La narradora está embarazada y el lector poco sabe de las circunstancias de ese hecho. Se plantea en todo momento la posibilidad del aborto, de ese cuchillo que de nuevo sacrifique al
cordero inocente. Esa es la penitencia que el lector asume, en un monólogo interior apasionado y triste, en el que las voces se alejan y se acercan dependiendo del dolor que cause el
recuerdo. Las huríes son seres que en la mitología islámica acompañan a las almas al paraíso. Siempre vírgenes, colman de placer a los hombres que han encontrado la dicha en la muerte. El
título es una declaración de intenciones sobre el papel de la mujer en los países árabes. La posición que adquiere la mujer en la sociedad islámica está estrictamente supeditada al hombre.
Ella debe proporcionar placer y obediencia. En estas circunstancias, aparece la voz de la narradora, con toda la potencia de una escritura poderosa. Una hurí que no se resigna a ser una
comparsa más en ese sistema feudal de odios y dependencia. Una mujer valiente que ha perdido todas las batallas, también la del reconocimiento y la memoria. Por eso Daoud sabe que no hay
atajos para entrar en el paraíso y los seres mitológicos no son nada cuando se rompe la balanza de la tradición. HA SIDO VALIENTE. Y LO ESTÁ PAGANDO. NO ES FÁCIL ESCRIBIR UN LIBRO COMO
'HURÍES' SIENDO UN AUTOR ARGELINO. OJALÁ EUROPA HAGA ALGO PARA QUE NINGUNA MUJER VUELVA A SENTIRSE UNA HURÍ EN UN MUNDO DE HOMBRES El estilo de Kamel Daoud no renuncia a la
belleza, a pesar de la extrema dureza de lo narrado. El paisaje argelino se eleva a una estética mediterránea, en la estirpe de Camus. Ahí está el mar, la arena del desierto, los dátiles
junto a las palmeras, las carreteras calurosas y solitarias. Hay en el texto un ambiente de siesta plomiza que asfixia a los personajes, que los condena a vagar por las injusticias de un
país concreto, pero que podría calcarse a muchos del orden mundial. Daoud ha sido valiente. Y lo está pagando. No resulta fácil escribir un libro como 'Huríes' siendo un autor
argelino. Ojalá Europa haga algo para que ninguna mujer vuelva a sentirse una hurí en un mundo de hombres.