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Si no fuera por la perspectiva real de un recorte del 50% del agua del Trasvase, la sesión de ayer en el Congreso de los ... Diputados a priori resultaba extemporánea. Especialmente porque

la propuesta de López Miras (el blindaje de las aún vigentes reglas de explotación para que los planes hidrológicos del Tajo y el Segura se adapten a ellas) carecía de antemano de viabilidad

política asegurada, por el actual reparto de fuerzas parlamentarias, y puede que legal, porque estamos ya en otro ciclo de planificación hidrológica. Aprobada por la Asamblea regional con

los votos del PP y los siete expulsados de Cs y Vox dos meses antes de las elecciones de 2023, esta propuesta llegó cuando nadie ya la esperaba. Ya hay un nuevo Plan del Tajo que fija un

caudal ecológico que merma los recursos trasvasables, recorte que se acentuará aún más con las nuevas reglas adelantadas por el Ministerio. Con una apelación constante al consenso, López

Miras perdió la votación pero tuvo una recompensa inesperada: el respaldo en bloque de los populares, incluidos los manchegos, a una propuesta cuya idea de fondo es que el Trasvase siga sin

recortes para garantizar las necesidades del Levante. Pese a las críticas, algunas bien fundamentadas por la diputada Lourdes Méndez, Miras logró el respaldo del partido de Abascal. PP y Vox

perdieron por un solo voto, el de Feijóo. Con un empate la iniciativa igualmente decaía, pero dicho eso, ¿dónde estaba Feijóo? El socialista murciano Francisco Lucas también apeló a la

búsqueda de una posición regional consensuada, aunque su voto en contra es ya una voluminosa piedra política en su camino. Se estrellará si al menos no logra suavizar las nuevas reglas del

Trasvase, aún pendientes de aprobación por el Ministerio, porque son muy lesivas para los regantes, que ayer vieron cegarse una vía inesperada (una iniciativa con rango de ley) contra un

recorte que no podrán compensar las desaladoras ni los pozos en 2027.