Fenomenología del toc | la verdad

Fenomenología del toc | la verdad


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Nos asusta la incertidumbre; no podemos tolerarla, y, sin embargo, 'velis nolis', estamos condenados a asumirla. Ningún ser humano puede ejercer un control sobre todo; ... ser


humano ya impide esa posibilidad. El ser humano es espontáneo a veces. Cabría preguntar por qué alguien quiere controlarlo todo. Se trata de alguien perfeccionista, que no admite los fallos,


equivocaciones o teme ser imperfecto. Estos síntomas son los del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Quien padece esta enfermedad es así de inhumano para consigo mismo y para con los


demás; es por ello por lo que suele ser un lobo solitario, pues no encuentra en sus semejantes ni en el mundo que lo rodea la perfección a la que aspira. Según el test de Rorschach, el


enfermo de TOC padece «miedo a fallar, miedo a equivocarse, miedo a no ser perfecto». Estos miedos le paralizan, por lo que pasa grandes períodos de tiempo en su atalaya, desde la cual


divisa, con nostalgia, el mundo que construyó y que hoy por hoy se le ha derrumbado. Y esto se debe a que, como dijo el maestro Freud, «la realidad es la más fuerte». Y en ella se da de


bruces el neurótico. Una vez que ha conseguido la curación en puntos importantes, suele, por ende, presentar recaídas. Ha pretendido ganar la guerra al mundo, pero el mundo le ha vencido. Su


futuro depende de que se inserte en el mundo 'de los otros'. De lo contrario, tendrá una existencia muy dolorosa, en la que el sufrimiento es la nota dominante. Al neurótico se le


ha descrito, a veces, como un mendigo de amor. Y no es otra cosa lo que busca en su vida.