
¿una región de ultraderecha? | la verdad
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El día del Bando de la Huerta me encontraba, a media tarde, en un bar de copas con unos amigos. Un tipo al que no ... conocía se acercó y me preguntó: «¿Tú eres el político, verdad?». Le
aclaré de inmediato: «No. Eso fue hace mucho tiempo». A lo que él replicó: «Yo te conozco. Te leo lo que escribes». Y añade: «Soy fascista y de ultraderecha». Y conforme terminaba de decir
esto se marchó, mientras mis amigos y yo nos quedamos mirándonos entre el 'shock' y la estupefacción. Uno de mis amigos abandonó el lenguaje gestual para decirme: «Y así es esta
región: dices que eres fascista y de ultraderecha con total ligereza y no pasa nada». Yo le contesté: «Peor. Decir que eres fascista y de ultraderecha ya es casi políticamente correcto. Aquí
lo que no se consiente es que seas de izquierdas. Te conviertes en un apestado». Por desgracia, no es una anécdota. Durante los últimos meses, se me han acercado varias personas para
confesarme que eran «más de extrema derecha que Franco». Y, a tenor del último estudio del Cemop, en el que el único partido que sube con respecto a los últimos comicios autonómicos es Vox,
parece que estos «encuentros en la tercera fase» con los nostálgicos de la dictadura son la punta del iceberg y no una cuestión de cuatro colgados. Vox se encuentra a solo dos puntos del
PSRM en intención de voto, mientras que el PP se desangra y pierde la mayoría absoluta que este sondeo le daba en invierno. Es curioso: ha sido que la Asamblea Regional decidiera sacar a
licitación los sondeos trimestrales y arrebatarle así al Cemop el monopolio de ellos, y que los dos partidos que lideraron la propuesta –PSRM y Vox– eleven sus expectativas de voto. Cada vez
confío menos en los estudios demoscópicos –todos tienen un sesgo partidista indisimulado–, pero 'casualidades' como las que acabo de describir solo llevan a que mi escepticismo
eche raíces cada vez más profundas. Pese a todo ello, detengámonos en algunos aspectos del último sondeo del Cemop porque ponen de manifiesto cosas con una claridad hasta el momento
impensable. Como era de esperar, la pérdida de la mayoría absoluta, por parte de López Miras, viene del trasvase de un 20% de sus votantes hacia la ultraderecha. Según refleja el Cemop, esta
transferencia tan generosa de votos se debe a la falta de crítica que, desde las filas populares, existe hacia las políticas de Vox; circunstancia esta que conlleva que el votante
establezca una equivalencia entre ambas formaciones y vote por la menos machacada por la gestión. Me consta que, desde González Adalid, andan organizando reuniones para recabar todo tipo de
ideas desde la ciudadanía y remontar así este desplome en el que se encuentran los populares de la Región de Murcia. Me sorprende que todavía no hayan advertido cuál es su problema: el
Gobierno de López Miras no tiene más política que la confrontación con Pedro Sánchez. Y, en este objeto fóbico, coinciden con Vox. Cuando solo se sabe ir a la contra, y no existe acción
propositiva alguna, el único camino posible a recorrer es el de la radicalización. Ser cada día más radical no quiere decir hacer cada día una oposición más firme: se trata de una cuestión
de ideas, no de fuerza. Porque, en fuerza, Vox siempre va a ganar, que para eso es un partido antisistema. Mención aparte merece el PSRM. Es cierto que, en el último sondeo del Cemop, sube
de 11 a 12 escaños, pero esto no es reaccionar, sino estar un poco menos grave. Francisco Lucas tiene muy buenas intenciones, pero desde Madrid se lo están poniendo muy difícil. El cambio de
criterio sobre la regeneración de Portmán ha sido un golpe durísimo que pone en cuestión, además, la legitimidad de los socialistas en política medioambiental. A ello hay que sumar los
mensajes desde Madrid que amenazan con recortar el Trasvase y dejar sus aportaciones en algo apendicular. A estas alturas, a Lucas no le basta con declarar públicamente que no consentirá que
se recorte una sola gota de agua a la Región de Murcia. Es más, ni siquiera creo que fuera un revulsivo reunirse con el secretario de Estado y arrancarle la promesa de que a esta comunidad
autónoma no le va a faltar agua –la ciudadanía ya no se fía–. En estos momentos, la única estrategia directa sería la confrontación pública y sincera con los que gobiernan en Madrid –que son
los de su partido–. Que López Miras no haga otra cosa que criticar a Sánchez le resta credibilidad y lo convierte en un estereotipo. Pero que lo haga Lucas le inyectaría una credibilidad de
la que carece en este momento. El problema es que –como todos sabemos– esto no va a suceder. El disenso que muestre Lucas con Madrid habrá sido pactado con antelación, y eso no sirve para
nada. Mientras tanto, Vox sigue escalando peldaños y ya está cerca de convertirse en la segunda fuerza de esta región. Que a nadie le quepa duda de que, en cuanto se produzca el
'sorpasso' y solo tengan al PPRM en el horizonte, su crecimiento se acelerará exponencialmente. El murciano solo está dispuesto a experimentar a la derecha de la derecha. Se
percibe en el ambiente. Se puede casi masticar. El miedo a las políticas xenófobas, clasistas y profranquistas ya no surte efecto en una región que, por desgracia, en el momento presente, no
tiene a la izquierda como alternativa en ninguno de los escenarios imaginables.