
¿de verdad venus podría albergar vida?
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El planeta hermano de la Tierra, Venus, no ha sido considerado prioritario a la hora de buscar vida extraterrestre. Se cree que la temperatura de su superficie, de alrededor de 450 °C, es
hostil incluso para los microorganismos más resistentes, y su atmósfera densa, sulfurosa y ácida ha mantenido la superficie casi completamente libre de naves espaciales visitantes. Solo
hemos podido echar un breve vistazo a su paisaje árido desde los dos módulos de aterrizaje rusos que llegaron a la superficie de Venus en la década de 1980. Por lo tanto, no es de extrañar
que un informe publicado en _Nature Astronomy_ sobre que los niveles superiores de la atmósfera de Venus contienen una molécula que es una posible señal de vida haya supuesto una especie de
_shock_. La molécula en cuestión es PH₃ (fosfina). Se trata de un gas tóxico altamente reactivo, inflamable y extremadamente maloliente, que se encuentra, entre otros lugares, en el
estiércol de pingüino y en las entrañas de tejones y peces. Está presente en la atmósfera de la Tierra solo en pequeñas cantidades, menos de unas pocas partes por billón, porque es
rápidamente destruido por el proceso de oxidación. No obstante, el hecho de que esta molécula esté presente en nuestra atmósfera oxidante se debe a que es producida continuamente por
microbios. Por lo tanto, se propone que la fosfina en la atmósfera de un planeta rocoso sea una señal sólida para la vida. No debería ser estable en la atmósfera de un planeta como Venus,
donde se oxidaría rápidamente a menos que, como en la Tierra, haya un suministro nuevo constante. Entonces, ¿por qué los autores del estudio buscaban fosfina en un entorno tan poco
prometedor? ¿Están seguros de haberla encontrado? Leyendo entre líneas el informe, parece que el equipo no esperaba encontrar fosfina. De hecho, parecían estar buscando activamente su
ausencia. Venus debía suministrar la “atmósfera de base” de un planeta rocoso, libre de una biofirma de fosfina. Los científicos que investigan exoplanetas rocosos podrían comparar las
atmósferas de estos cuerpos con las de Venus, para identificar cualquier posible firma biológica de fosfina. TRABAJO DE DETECTIVE Entonces, encontrar una concentración global de la molécula
alrededor de 1 000 veces mayor que la de la Tierra fue algo sorprendente. De hecho, hizo que los autores realizaran una de las disecciones forenses más detalladas de sus propios datos que he
visto. El primer conjunto de datos se consiguió en junio de 2017 utilizando el telescopio de James Clerk Maxwell (JCMT) en Hawai e indicó de manera inequívoca la presencia de fosfina, por
lo que se registró un segundo conjunto de datos, utilizando un instrumento diferente en un telescopio diferente. Estas observaciones fueron tomadas en marzo de 2019, a mayor resolución
espectral, utilizando el _Atacama Large Millimeter Array_(ALMA) en Chile. Los dos conjuntos de datos eran casi indistinguibles. La fosfina está presente en la atmósfera de Venus, con una
distribución irregular en las latitudes medias, disminuyendo hacia los polos. Pero, ¿de dónde ha salido? La materia prima para la fosfina es el fósforo, un elemento con una química bien
conocida que sustenta muchas reacciones químicas posibles. El fósforo en la atmósfera de Venus fue medido por las sondas Vega (de la extinta Unión Soviética) y se encontró que se presenta
como la molécula oxidada P₄O₆. Al tratar de explicar la presencia de fosfina, la astrónoma Jane Greaves, de la Universidad de Cardiff y su equipo, utilizaron los datos de Vega y modelaron
casi 100 reacciones químicas diferentes en la atmósfera para ver si podían recrear la fosfina que habían encontrado. A pesar de hacerlo en condiciones variables (presión, temperatura,
concentración de reactivo), encontraron que ninguno era viable. Incluso consideraron reacciones bajo la superficie, pero Venus tendría que tener una actividad volcánica al menos doscientas
veces mayor que la de la Tierra para producir suficiente fosfina de esta manera. ¿Qué tal un meteorito que lleva la sustancia a Venus? También lo consideraron, pero encontraron que no
permitiría las cantidades de fosfina que indican los datos. Además, no hay evidencia de un gran impacto reciente que pueda haber aumentado las concentraciones de fósforo atmosférico. El
equipo también consideró si las reacciones con los rayos o el viento solar podrían crear fosfina en la atmósfera, pero descubrió que de esta manera solo se producirían cantidades
insignificantes. ¿Dónde nos deja eso entonces? La fosfina está presente en la atmósfera de Venus en concentraciones muy por encima del nivel que puede explicarse por procesos no biológicos.
¿Significa eso que hay microbios presentes en la atmósfera de Venus, navegando a través de las nubes en gotas de aerosol, una trampa para moscas de Venus a microescala? ¿EVIDENCIAS DE VIDA?
SOLO DE “QUÍMICA ANÓMALA E INEXPLICABLE” Los autores no afirman haber encontrado evidencia de vida, solo de “química anómala e inexplicable”. Pero, como Sherlock Holmes le dijo al Dr.
Watson: “Una vez que eliminas lo imposible, lo que quede, por improbable que sea, debe ser la verdad”. La presencia de metano como señal biológica en la atmósfera de Marte todavía es objeto
de acalorados debates. Puede ser que los astrobiólogos que buscan vida más allá de la Tierra ahora tengan una señal biológica atmosférica añadida sobre la cual discutir. La Agencia Espacial
Europea está considerando actualmente una misión a Venus que determinaría su historia geológica y tectónica, incluida la observación de posibles gases volcánicos. Esto ofrecería una mejor
idea de los compuestos que hay en la atmósfera de Venus. El nuevo estudio debería impulsar esta misión.