
La suspensión de los sanfermines amenaza la celebración de las fallas en julio
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VALÈNCIA. Este lunes, la alcaldesa de Pamplona en funciones, ANA ELIZALDE, ha anunciado la decisión de cancelar la fiesta de los Sanfermines de 2020 por la crisis sanitaria derivada de la
expansión de la pandemia de coronavirus. Así pues, el consistorio suspende una de las fiestas más internacionales de España ya que, previsiblemente, a principios de julio se mantengan
algunas de las medidas vigentes en estos momentos en virtud del estado de alarma decretado por el Gobierno y ampliado posteriormente con respaldo del Congreso. Un contexto, pues, poco
propicio para continuar adelante con una celebración que congrega a cientos de miles y propicia numerosas aglomeraciones. Así lo ha considerado el consistorio pamplonés y así lo ha apoyado
el director general de Salud de Navarra, CARLOS ARTUNDO, según el cual estas fiestas son "imposibles" en el estado actual. La noticia no ha caído en saco roto en la ciudad de
València, cuyas principales fiestas, las de las Fallas, quedaron suspendidas el pasado mes de marzo por el estallido de la pandemia y la posterior declaración del estado de alarma. Sin
embargo, el alcalde de la ciudad, JOAN RIBÓ, anunció que la intención inicial era aplazar las fiestas josefinas al mes de julio, para intentar amortiguar el golpe económico de una
cancelación total y también el golpe emocional para miles de falleros y falleras. Tanto Ribó como el edil de Fiestas, CARLOS GALIANA, acordaron con el mundo fallero el aplazamiento a julio,
y tomar la decisión definitiva sobre la celebración un mes antes, a mediados de junio. Así pues, la cancelación total de los SANFERMINES fija ahora la mirada en las FALLAS DE 2020, dadas las
características que comparten unas y otras: en ambas se producen grandes aglomeraciones y en las calles se vive cierto nivel de deshinibición difícil de controlar. Preguntado el primer edil
sobre ello la pasada semana, aseguró que la celebración en julio es algo "posible" pero "no seguro" y reiteró que se atenderán los criterios sanitarios a la hora de
tomar la decisión, en junio. Hasta entonces, en el consistorio se resisten a pronunciarse, pero lo sucedido en Pamplona crea un precedente con el que comparar.