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¿HUBO UN MOMENTO PUNTUAL CUANDO SE DIO CUENTA QUE SU FAMA HABÍA TRASCENDIDO LATINOAMÉRICA, TRANSFORMÁNDOLO EN UN ÍDOLO INTERNACIONAL? Un día, mi representante —que era el manager de Nat King

Cole— me dijo que tenía que ir a Manila.  ‘¿A qué?’, le digo. ‘A cantar, Lucho. Eres muy popular en las Filipinas’. Yo estaba casado, pero todavía no tenía familia. Me fui con mi esposa y

llegamos a Manila. Cuando el avión había aterrizado, mi mujer me dice: ‘Hay mucha gente allá abajo, con cámaras esperando. Yo no sé quién vendrá’. Me estaban esperando a mí. Presenté dos

conciertos delante de 30,000 personas. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > CUANDO HABLA DE SU ESPOSA, ME IMAGINO

QUE SE REFIERE A LA BELLÍSIMA ACTRIZ PUERTORRIQUEÑA MAPITA CORTÉS. ¿ME PODRÍA CONTAR CÓMO FUE CUANDO LA VIO POR PRIMERA VEZ? La vi por primera vez en un programa de televisión que hicimos

juntos. Yo andaba con otra muchacha, también del _show business_, pero después me disgusté con ella y me casé con Mapita. Había mujeres guapas, muy guapas en el cine mexicano... Me recuerdo

de otra, pero no quiero mencionar el nombre [risas]. UN DETALLE QUE LLAMA LA ATENCIÓN ES LA ADMIRACIÓN QUE LE TUVIERON SIEMPRE TODOS SUS COLEGAS... He tenido la suerte de que muchos artistas

fueron admiradores míos. Como Frank Sinatra, que era mi amigo, o mi compadre Julio Iglesias. También Nat King Cole, que me presentó al público en el Hollywood Bowl. Esa noche él iba a

adoptar a su primer hijo varón, porque tenía sólo mujercitas. Me presentó en el Bowl y se fue a buscar a su hijo. ESCUCHANDO SU NUEVO DISCO, PENSÉ QUE SERÍA INJUSTO ESPERAR QUE SU VOZ TENGA

EL MISMO BRILLO DE ANTES. ¿SIENTE UN POCO DE NOSTALGIA POR ESO? Me da nostalgia, pero aparte de eso, sigo estudiando. Tengo las clases de mi profesora de canto grabadas y todos los días que

puedo, me pongo a vocalizar. Si uno no hace eso, la voz se acaba. Practico a diario mis canciones para que no se me olviden las letras. Es tremendo estar cantando en público y olvidarse las

letras. CUANDO LE ESCUCHO HABLAR CON TANTO OPTIMISMO, SE ME OCURRE QUE USTED NO LE DEBE TENER MIEDO A LA MUERTE. [Sube la voz] No le tengo miedo a nada. Ni a la muerte. Si viene, bienvenida

sea [risas]. Yo ya viví mi vida, y la disfruté… Estoy jugando los descuentos, como dicen en el fútbol. No me quitan lo bailado.